EMPRESA DE FESTEJO - Relatos Eróticos

EMPRESA DE FESTEJO

... mujeres del pueblo… 
-Aaahh, sí. Me parecía que la nena “le hacía el favor…”
-¡Y que tal! Hace tres años que la “nena” lo acompaña en la mayoría de las noches…, en sus reiterados “viajes” a las fábricas. La mujer se hace la burra. ¡Tiene lo suyo! ¡Hay tres gerentes que se turnan con la “jefa”! ¡Jajaja! – Ana Laura estaba contenta. El vaso en una mano. La otra me acariciaba el brazo y el muslo. ¡La carpa tomaba forma! – Y… decidí quedarme cuando vi donde pusiste la servilleta… ¡jajaja!
	Su mano fue a cubrir la carpa. 
-¡Me gustás un montón! Entiendo porque las mujeres te consideran tan dulce y amable… - ¡Es el momento de entrar en acción! Dejé el vaso sobre la mesita. Antes de que ella reaccionara de alguna manera, me arrodillé entre sus piernas y levanté la pollera. - ¡Ay Dani! ¡Qué vergüenza! Fui a secarme…, pero sigo toda mojada… ¡Sííí! ¡Soy una calentona!
	Antes que terminaran sus palabras, yo estaba bajo la falda desplazando la húmeda tanga y tenía mi lengua metida entre sus labios mayores. No veía demasiado, pero no importaba. Está totalmente depilada y de exquisito sabor. ¡Parecía concha de jovencita! La recorrí de arriba abajo, varias veces. Ana Laura abrió sus piernas y se relajó recostándose contra el respaldar.
-¡Qué rico Dani! ¡Me encantó como tratabas de mirarme las tetas por el escote! ¡Ufff! ¡Shiii! ¡Asíííí! – Me apretó la cabeza contra su entrepierna. - ¡Cuando vi la carpa entre tus piernas decidí qué lo haría! ¡Así sííííí!
	Le metí dos dedos. Seguí ...

... lamiendo y chupando. Cuando fui con mis labios al clítoris, se estremeció y me apretó con sus muslos. El orgasmo fue casi instantáneo. Se estuvo sacudiendo como dos minutos…
-¡Ay Dios! ¡Qué rico eso Dani! ¡Hacía tanto que no tenía tan lindo orgasmo! – Lamí y sorbí lo suficiente para dejarla lo más seca posible. Saqué la cabeza y la miré sonriente. Ella me acarició con ternura. - ¡Sos divino!  
-Vamos al dormitorio Anita… - Me paré y la tomé de las manos. Cuando se irguió me comió la boca, ahorcándome casi con sus brazos. La apreté contra mí desde los glúteos.
	Abrazados y besándonos fuimos trastabillando hasta la pieza. Le fui sacando la ropa y besando la piel que quedaba descubierta. Empecé desde arriba, bajando el cierre de la espalda y deslizando los breteles por sus hombros. Besaba cuello, lóbulos, pechuga… Sin duda la prenda que cubría las tetas, era un número menos que lo necesario, por lo cual deliciosas y esponjosas carnes escapaban por los costados. Cuando las magníficas mamas quedaron al aire, luego de retirarle el corpiño, vi la maravilla de sus erguidos pezones y rosadas areolas. Tetas abundantes y levemente caídas, más por el tamaño que por la edad. Besé, lamí y chupé, arrancándole gemidos y suspiros. Lamí el sudor bajo de los prominentes globos.
-¡Dios! ¡Es la gloria! – Respondí a sus exclamaciones metiendo mano bajo la tanga, mientras seguía deslizando el vestido hacia abajo. - ¡También quiero Dani! ¡Quiero desnudarte!
-¡Un momentito mi amor! ¡Quiero disfrutar ...