VECINAS COMPLACIENTES - Relatos Eróticos

VECINAS COMPLACIENTES

... muy sugerentemente vestida. Un fino y elegante vestido de tirantes, apenas unos cinco centímetros bajo la entrepierna, dejando entrever hermosos muslos, ajustado y de buen escote, además de un bonito rostro enmarcado por cabello castaño, apenas rizado, que cubre un lindo y proporcionado cuello. Sus ojos color vino, y sus rosados y carnosos labios, muy deseables, como toda ella. 
Seguramente, la nena sería así…, veinte años más tarde… Nos presentamos muy correctamente, con amables sonrisas y apretón de manos. Me hizo pasar y llamó a Celina. 
-Ven tesoro, el ingeniero Daniel te quiere conocer. - Por lo menos sabe que no soy una aparición fantasmagórica. Hermosa la nena, tal como lo pensé. Luce una muy corta calza de lycra, muy pegada, que marca muy bien tanto el culito, luciendo casi la mitad de los cachetes, como los labios mayores y la rajita entre las piernas, con una camiseta de tirantes, sin mangas. Las tetitas apenas marcadas, sin desarrollar, pero sí los pezones, muy parados, sin duda por la calentura. ¡La nena ya está dispuesta! 
En veinte años sería tan hermosa como la madre. Simpática y agradable, nada tímida. Me dio dos besos en las mejillas, que yo correspondí, sin siquiera tocarla, aunque ella llevó sus brazos a mi cuello.
Fui directamente al grano. 
-No dudo que Celina está al tanto de todo…
-Si ingeniero. No oculté nada, ni los motivos.
-Bien. Tal como le dije, quiero hablar con ella…
-De acuerdo…
-A solas…
-Sin la menor duda… - Aprilia se retiró. La ...

... nena sigue sonriente y amable.
-Así que sabés todo.
-Si ingeniero Dani. Lo sé. Además, aquí no somos demasiadas. Mis compañeras de escuela, Ángela y Claudia, me dijeron lo que hicieron con vos…, ¡y les gustó mucho! Yo te conozco de vista y sé lo que dicen las amigas de mamá sobre vos… y todas las chicas, de mi grado o más grandes, también lo quieren hacer… Me gustás mucho. Y sé que no me vas a hacer daño, me lo dijeron las chicas. Sos muy dulce y cariñoso. Ellas se sintieron muy bien…, muy contentas… 
No hizo falta que preguntara más. Celina lo dijo todo.
-Llamo a tu mamá, ¿te parece?
-Sí, dale. Ella sabe lo que quiero… - Es más seductora que muchas mujeres veteranas. Me estiró los brazos para abrazarme del cuello. La tomé de la cintura y nos besamos…, bueno… en realidad, ella buscó mi boca… ¡Increíble! ¡Se me puso al palo!
	Cuando regresó Aprilia, Celina estaba parada, a mi lado, tomando mi mano.
-Mami, estamos totalmente de acuerdo con Dani…
-Si mi amor, me doy cuenta… y…, ingeniero… ¿cuándo vendrá?
-Voy a arreglar algunas cosas…, como para no tener apuros…, y que podamos estar tranquilos.
-Sin duda, cuando usted quiera.
-No pasarán muchos días. Dos o tres y les aviso… 
-¡Bárbaro Dani! ¡Te espero pronto!
-¡Nena! ¡No estés tan ansiosa! ¡Jajaja! – Ambas terminaron riendo.
	Ahora sí. La mamá me dio afectuosos besos en las mejillas, cosa que yo retribuí con placer, dado que, con su abrazo a mi cuello, no había dejado de apretarse de tal manera que pude disfrutar de ...