1. VECINAS COMPLACIENTES 2


    Fecha: 30/01/2024, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... o culitos…, o cuando te hacés una puñeta…, te masturbás… baaahh… Ese problema se llama fimosis y se cura rápido, con una circuncisión, como hacen los judíos a los bebés. Ni siquiera te tenés que internar. En tres o cuatro días, en un adulto, con un poquito de sulfamida, xilocaina, o algo así, la pija queda listo para su uso…				
    -¿Y vos cómo te enteraste?
    -Bueno…, cuando entré al secundario…, algunos compañeros me invitaron a ir al fondo de la escuela, durante el recreo, a pajearnos, para ver quien tenía más “leche”. ¡Lo hacen todos en el secundario! Allí me di cuenta que no lo podía hacer bien. Algún compañero, que ya sabía de eso, me dijo que era porque el prepucio se “pegaba” al glande. Que se solucionaba fácil, y que tenía que ir al médico. 
    -¿Nunca te habías hecho la paja antes? – Celina no dejaba de preguntar. Aprilia escuchaba sonriente por la curiosidad de la nena.
    -Y…, si…, pero no intentaba tirar la piel hacia atrás, porque sabía que me molestaba.
    -¿Y no se las había metido a una nena?
    -¡Celi! ¿Por qué sos tan curiosa? ¡Dejá tranquilo a Dani! – Aprilia estaba ansiosa para seguir cogiendo, ella o su hija.
    -No hay problema. Es una manera de aprender. Sobre el tema de las nenas…, bueno lo intenté varias veces, pero me tiraba un montón… Algunas deben haber pensado que era gay… ¡Jajaja!
    -¿Qué hiciste? – ¡No la paraba nadie!
    -Le dije a mi mamá…, con mucha vergüenza…, pero no tenía otra…
    -¿Y tu papá?
    -Había desaparecido hace rato…
    -Dani…, perdón… Perdona a ...
    ... esta impertinente. – Aprilia trataba de morigerar la curiosidad de la nena. 
    -Dejala que pregunte. Me hace bien. ¡Es la primera vez que lo cuento!
    -¿Por qué? – Quien preguntó es la mamá.
    -Ya verás porque… Cuando, venciendo la vergüenza le dije a mi madre lo que pasaba, ella me dijo que le parecía…, pero hacía mucho que no me lo veía…
    -Por supuesto, ya eras bastante grande… - Aprilia razonaba con certeza.
    -Claro…, pero me pidió que se lo mostrara. Allí tuve más vergüenza, pues pensaba que directamente me llevaría al médico. “Mostrame el pitito, no tengás vergüenza, soy tu mamá.” No tuve más remedio. “¡Qué grande qué es! ¡Ya no es un “pitito”! ¡Es un pitaso! No sabía que habías crecido tanto.” Y se rio. ¡Yo me moría! Para colmo, me lo tomó con la mano y me lo sobó. Lo miraba con detenimiento, tratando de retirar la piel hacia atrás. “Si, en verdad, la tenés como pegada. Vamos a ir al urólogo.” Eso me dijo…, pero no dejó de sobarme…, más bien me lo acariciaba. “Dani, mi amor, tenés una pija muy deseable.” Así me dijo: “deseable”. ¡Nunca se me había ocurrido esa palabra! “A las chicas le vas a gustar mucho, ya verás.” ¡Y seguía sobándola! ¡Y se me puso dura! Como me pasaba cuando veía algunas de las revistas porno que daban vuelta por esa época. “¡Uy dio nene! ¡Cómo se te puso! ¡Está muy linda!” Yo quería salir corriendo. “No te pongás nervioso. Mamita no te va a hacer daño. Solamente quería ver lo hombrecito que sos. ¿Tenés lechita?” “Y… si…, un poco…” eso le contesté, muerto ...
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