VECINAS COMPLACIENTES 2 - Relatos Eróticos

VECINAS COMPLACIENTES 2

... de vergüenza. “Lo que te pasa se cura fácil. Hoy mismo pido turno al médico.” ¡Pero no dejaba de acariciarme! ¡La sobada se había convertido en caricias! Con una y otra mano… ¡se la pasaba de mano en mano! ¡Yo tenía unas ganas tremendas de acabar! ¡Era la primera vez que alguien que no fuera yo, me acariciaba la pija! ¡Y era mi mamá! ¡Imaginate! ¡No sabía que hacer! “Mamá…, mamá…, yo… siento… que…” “¿Vas a acabar tesoro? ¿Tendrás una eyaculación? Hazlo, mi amor, mamita te la tiene, dale, no te contengas, te vas a sentir muy bien…” Y así fue, efectivamente, eyaculé… ¡y mi mamá puso la mano para recoger el semen! ¡Y eso no fue todo! Acercó la mano a la boca, y con la lengua recogió algo. ¡La llevó a la boca y la saboreó! “Es rica, tesoro. ¡A las chicas les va a encantar!” Me besó en la mejilla. No sé si fue ilusión, imaginación…, o vaya a saber que… ¡qué me pareció sentir olor y sabor del semen! ¡Una locura! ¡Pero me sentía fenómeno! “¿Viste que ahora estás muy bien? Mañana o pasado vamos al médico.” Se levantó y fue a la cocina…, supongo con el sabor de mi semen en la boca…
	Allí estábamos, en bolas las mujeres y yo, hablando de lo que me había pasado hace como cuarenta años…  
-¿Se dan cuenta porqué nunca hablé de esto?
-¡Si vos no hiciste nada malo! – Aprilia opinó “sensatamente”.
-Si yo fuera el pervertido me importaría un carajo. Ahora lo soy y a nadie le molesta. ¡Pero que lo fuera mi madre, me da muchísima vergüenza!
-¡Tesoro! ¡Tu mamá se sintió muy orgullosa que ...

... fueras un rico chico capaz de hacer feliz a las nenas! Tal vez yo hubiera hecho lo mismo… ¡jajaja! – Aprilia distendió la tensión. 
 
-Pero… ¿a mi cuando me toca? ¡Me muero de ganas! – Celina protestó.
-Si, tesoro, tenés razón. - La charla había permitido mi “restauración”.
-¡Papito! ¡Desvirgame de una vez! ¡Quiero que me hagás todo lo que hiciste con mami!
-Ahora va tesoro. Empezamos… - Estaba sentada en el borde de la cama. Le separé las piernas, me arrodillé y comencé a chupar.
-¡Si, si, así! - ¡Al fin la nena se conformó!
Lamí a lo loco. La conchita de Celina es exquisita, totalmente inundada. Puse sus piernas sobre mis hombros y llegué al culito. Le saqué el plug y metí la lengua. Quiero que esté apropiadamente abierto cuando vaya con la pija.
-¡Me hago! – Se estremeció.
-¡Dale tesoro! ¡Acabá! - Mamita la está besando. Le puso sus tetas en la boca. Celina chupaba.
Yo seguí lamiendo desde el ano al clítoris. La nena largaba jugo tras jugo… La tomé de la cintura y me paré. Quedó con las piernas sobre mis hombros, con mi boca en su conchita. Me apretó el cuello con sus piernas. Seguía gimiendo de placer. ¡Es tan livianita! La tomé nuevamente y la giré boca abajo. Yo en su concha y su boca en mi pija. Su altura es ideal. ¡Chupa con todo!
Lo hace muy bien. Estuvimos unos minutos en eso. Aprilia se agachó y me chupaba los huevos. El placer es mutuo. 
La bajé y me senté en la cama. Puse a la nena en el piso, entre mis piernas. Se agachó para seguir mamando.
-¡Mi ...