1. El negro, mi nuevo vecino. (Parte 2)


    Fecha: 20/11/2018, Categorías: Gays Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues

    ... él podía hacer conmigo lo que le diera la gana y cuando le diera la gana. Me vio a los ojos y su mirada era de macho arrecho, de fúrico. Me chupó el labio inferior y me pasó la lengua como si me lamiera ambos labios. Me soltó, y enseguida me dio la vuelta con su mano derecha, y llevándome hacia él con su izquierda, quedando pegado de espalda mi cuerpo junto al suyo. Seguidamente me agarró duro del cabello y me habló al oído, como supuse que lo haría. — Te hubieras dejado de rodeos y me hubieras dicho de una que lo que querías era que te echara una cogida y ya. — Puede venir alguien —fue lo único que se me ocurrió decir. — Nadie se va a meter a esta hora por una vereda así de oscura, pajúo. Me dio una nalgada y me comenzó a quitar el pantalón. Yo lo ayudé. No me lo quité por completo, solo lo bajé hasta mis pies. De un coñazo me bajó los bóxers y enseguida sentí su aliento en mi culo. — Uff, esto sí huele rico, nada como un culo de un mariquita. Sentía su respiración en mis nalgas. Respiraba con mayor intensidad para que yo sintiera. Me abrió el culo con las dos manos y cerré los ojos, y pasados dos segundos sentí como me pasaba la lengua lentamente por toda la raja del culo. Se sintió muy rico. La pasó de arriba hacia abajo y viceversa. Luego dio unos mordiscos, primero de un lado, luego del otro. Abrió con las dos manos lo más que podía y metió su lengua hasta donde pudo. Yo vi el cielo. Flexioné un poco las piernas y me dio una nalgada. Comenzó a pasar su lengua ...
    ... alrededor de mi orificio, y luego metía la lengua hasta donde pudiera. Así estuvo por un rato. Me chupaba, me daba mordiscos, me nalgueaba. — ¿Te gusta así, bebé? — Uff, sí, sí, sigue, por favor, no pares. Colocaba una mano en mi espalda y la otra me agarraba una nalga. Seguía chupando y chupando. Y yo feliz del placer que ese negro me estaba dando. No me aguanté y lo agarré por el pelo. — Ay, ay, así, sí, sigue por favor. Ah, ah. — Suelta que me vas a despeinar—dijo quitándome mi mano de su pelo de un tirón. — ¿Puedo acabar así? Ya no aguanto, en serio. Qué rico. — No —dijo él. — Anda, porfa. Ay, ay, así. Uff, si. — No te toques el guebo por vamos a tener peo. — Esta bien, pero quiero acabar. — Acaba pues, maricón. Ya sabes que si te quiero coger después no me vas a decir que se te quitaron las ganas. — No, obvio no. Dejó de hablar y me metió un dedo. Sentí como si se deslizara una culebrilla en mi interior. Lo sacó y siguió chupando. Luego comenzó a chuparme y morderme a la vez, mientras me daba nalgadas con ambas manos en ambos glúteos. Una Dos Tres nalgadas al mismo tiempo. — Acaba pues. Otra nalgada Y otras dos más. No aguanté y solté un chorro de semen que casi me lleno el pantalón. — ¿Ya? — Sí —dije entre cortadamente. — Camina rápido. Dos cuadras antes de llegar a la fiesta pasamos por otra bodega. En ella estaba recostado en la pared un colector (Daniel, con el cual pasó algo, ya contado en el relato) — Habla, Daniel. — Háblame, Negro. ¿Qué haces por ahí? — Estaba pa donde ...
«12...678...11»