1. Gracias a mi hijo salí de una depresión


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Incesto Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos

    Después de mi separación entre en una profunda depresión, que con el tiempo se hizo crónica. Me llamo Clarisa Feldon, tengo 37 años y hace dos años y cinco meses que estoy separada, era una relación enfermiza, peleas interminables con mi ex terminaban en constantes ataques de pánico y trastornos psiquiátricos que hacían de mi vida un calvario. Pero no todo en la vida es oscuridad, siempre existe la luz que la compensa.
    
    Esa luz fue mi hijo Alejandro o Alejo como todos le dicen, con sus 18 años ya es un hombre, siempre me defendió de su padre, es mi protector.
    
    El otro rayo de luz en vida es mi amiga Leticia, nos conocemos de toda la vida, ella es una profesional y gracias a ella pude tomar la decisión de separarme. Ella es psicóloga y me atiende como paciente, pero más como una amiga, aunque yo respeto su trabajo y le pago la consulta semanal en contra de su voluntad, pero esa era la única condición para que me atienda, yo siempre quise que me trate como a un paciente más y así lo hacía.
    
    Leticia conocía todas mis obsesiones y casi todos mis secretos, ella me ayudo a salir de la unión toxica que tenía con mi marido, del maltrato psicológico a que me sometía. Luego del divorcio, después de la euforia inicial de la separación, fui entrando lentamente en una depresión, cada día que pasaba era como la gota diaria que llenaba un vaso de angustia frente a la soledad. Leticia sabía que debía tomar medidas extremas para que rápidamente me alejaran de esa situación.
    
    Ella ...
    ... durante la terapia hacia un trabajo profesional y aunque era mi amiga, no se exponía ante mí, un día decidió cambiar su estrategia y enfocar mi problema desde otro ángulo. Comenzó a contarme de su vida, de como había enfrentado una obsesión que la frustraba en su matrimonio. Les detallo como fue esa sesión.
    
    Su consultorio es luminoso, gracias a una gran ventana que da a una avenida, muebles de estilo en madera oscura y una biblioteca que cubría toda una pared, también un sillón de cuero y un cómodo diván para el paciente, completando el juego de muebles. Pertenecía a su padre, ella siguió la profesión de su padre, siempre lo admiro
    
    La cita era todos los miércoles a las tres de la tarde, me quedaba de paso después de terminar las clases de yoga. Ella siempre viste muy formal, una camisa clara y una minifalda oscura que deja ver sus largas piernas, los zapatos parecen su fetiche, por los colores y marcas siempre se destacan. Yo en cambio no voy muy elegante que digamos, casi siempre en remera y jean si me cambio en la clase de yoga o en calzas cuando no me cambio después de las clases, como fue este día. Tenemos la suficiente confianza para que no le moleste si estoy un poco transpirada cuando esto ocurre, somos amigas y comprende que vivo apurada.
    
    Ese día mientras desde el diván miraba el celeste cielo a través de la ventana, Leticia decide romper el silencio y contarme algo personal con el fin de sacarme de mi depresión.
    
    -Te voy a contar algo que me paso el primer año ...
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