Cuernos consentidos - Relatos Eróticos

Cuernos consentidos

... pene aumentó de tamaño automáticamente mientras nuestras lenguas se entrelazaban en un apasionado beso que duró un par de minutos como mínimo hasta que ambos nos dimos por satisfechos. 
Ramón_ uff la nena viene calientita
Carmen_ la nena no sé cómo vendrá pero yo tengo ganas de verga. 
Fuimos hacia una habitación donde había la cama tremenda simplemente con una sábana por encima y algún empapador por debajo. 
Ramón acercó una cadena más larga y la enganchó a la que yo llevaba al cuello.
Ramón_ mira no vas a hacer nada que no desees pero mientras estés en esta casa estarás atada y cuando quieras irte podrás hacerlo libremente. 
Carmen_ ella sabe que si me defrauda tendrá consecuencias por supuesto que no hará nada que no quiera pero eso no quiere decir que le salga gratuito. 
Carmen comenzó a desudarse quedándose completamente en pelotas en segundos. 
Carmen_ quiero ver como calientas a nuestro macho quiero ver la puta que hay dentro de ti. 
Carmen se sentó en una butaca que había en la habitación mientras yo de pie junto a Ramón comencé a besarlo llevaba puesta una camiseta que en seguida saqué por encima de su cabeza con su ayuda. 
Tenía un torso trabajado a pesar de su volumen no parecía tener grasa unos brazos fornidos y algo de Bello en su pecho comencé a mortificar sus pezones sacando exclamaciones de él y poco a poco me fui metiendo en el papel de hembra subiendo de vez en cuando a besar su boca mientras sus manos acariciaban mi cuerpo unas grandes manos. ...

... 
Llevaba un pantalón corto desarrolló primer botón y baje lentamente aquella cremallera mientras besaba su torso. 
Dejé caer aquel pantalón al suelo y acaricie su culo por encima de su slip. Cuando me separé de él y contemple el bulto que marcaba en la prenda imaginé que todo estaba en proporción al tamaño de aquel hombre. 
Tiré del slip para abajo apareciendo una polla oculta su glande por un capullo y unas grandes pelotas todo aquella zona se encontraba depilada para mí satisfacción. 
Una vez retirada la prenda lo senté sobre la cama y comencé a besar sus singles su tripa sus pelotas y poco a poco su polla empezando a dar signos de vida. 
Mi lengua comenzó a salivar desde sus gordas pelotas subiendo por el tronco de aquella polla hasta besar lo que empezaba asomar escondido por aquel pellejo. 
Yo misma con mi mano saqué aquel capullo que empecé a chupar como si de un helado fuese sacando más exclamaciones de deseo mientras podía oír a Carmen animarme con frases e insultos. 
Aquella polla se hacía grande en mi mano y en mi boca más larga y más gorda cada vez hasta el punto que ahora podía ver su tamaño real y era tan grande como el mayor consolador pero los que había sido introducido en piano alrededor de los veinte centímetros como mínimo y un grosor cercano a los cuatro centímetros de diámetro aquella polla me la empecé a comer ya sin ningún tapujo sacando auténticos jadeos de aquel macho. 
Carmen se frotaba su coño que debía estar completamente encharcado por los ...