1. RAZÓN PARA ESTAR VIVO


    Fecha: 16/07/2024, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... entre los dedos y chorreando por los muslos.
    -Está preparada. ¡Toda para vos! ¡A ver cómo te portás! – Diana habla quedamente, prácticamente bajo el mantel.
    	Antes que terminara de hablar, yo tengo la lengua dentro de ella. Está chorreando, es rico meter la lengua en una concha húmeda y caliente. Sabor y aroma exquisitos. Con una mano saqué la pija al aire. Me dolía dentro, la tengo como un fierro. 
    	Me dediqué a gozar de esa belleza, no solamente para que ella acabara, tal como quería, sino para tener mi propio placer.
    	Mientras le metí un par de dedos, lo más adentro posible, con el pulgar acaricié el clítoris, duro y erguido. Mi lengua la lamía hasta el perineo. Diana se movía sobre la silla, de adelante hacia atrás, para exponer todo lo posible. Pasó una mano para acariciar mis cabellos, moviendo sus caderas. Comerle la concha a “la patrona” resulta golosamente placentero.
    	Puse sus piernas sobre mis hombros y fui con una mano hacia el culo. Ella bañaba mi boca y mis mejillas con sus flujos. Llevé parte de lo chorreado hacia el ano y metí un dedo en el hoyo. Luego de un dedo, que entró sin dificultad, fui con otro. Está muy bien lubricada. Llevé mi boca al clítoris, apreté y tiré con los labios. Diana ...
    ... se estremeció y derramó un orgasmo. Chorreaba por mi cuello, y mis dedos jugaban en su culo. Sus gemidos deberían llenar todo el ámbito del restaurante…, pero parece que no importaba demasiado. Sus movimientos de pelvis me obligaban a tomarla fuerte de las caderas, para que mi lengua no escapara de la vulva y el pulgar pueda seguir en el clítoris. Mis dedos seguían dentro del culo y entraban o salían de acuerdo a su ritmo. Diana apretaba mi cabeza contra la concha, la boca, la nariz, las mejillas, todo estrujado por su esfuerzo. Al fin llegó a sus últimos orgasmos, aflojando un poco la mano, dejando mi cabeza más libre. Me encantó su olor, su sabor, sus movimientos. Jamás supuse que tendría semejante premio mi trabajo profesional. Seguía con la pija al palo, esperando nuevos pasos.
    -¡Papito! ¡Ya vas a poder hacerlo completo! – La hembra se reacomodó. – Vamos a comer.
    	Me erguí y me instalé en la silla. Con la servilleta traté de higienizarme la cara y el cuello. Diana sonreía.
    -¡Estuviste muy bien! ¡Ya no me duele nada! – Me acarició la mano. - ¡Muy adecuado el restaurante! Ahora comamos…
    -Pero…, falta algo…
    -Si, tesoro, lo sé… Ya llegará, luego de este plato… ¿Qué te parece?
    -Perfecto, sin la menor duda. 
«1...3456»