Martha La directora de la escuela de San Fernando capitulo 2 - Relatos Eróticos

Martha La directora de la escuela de San Fernando capitulo 2

... mundo, se saboreaba la leche, ya se había hecho adicto a ella desde que empezó a liberar leche, pensaba que al bebé no le dejaría nada, toda sería para él ‐ ¿Así que tienes antojo de mi eh? ‐ Mucho ‐ ¿Ah sí? ‐ Si La mirada de Ruperto estaba perdida, ya babeaba esperando posarse sobre esos suculentos pezones, estaba más oscuros que de costumbre, el embarazo los había oscurecido, de hecho la línea alba estaba muy marcada sobre el vientre, haciéndolo brillar mucho. ‐ Y ¿qué me quieres hacer? ‐ Quiero sacarte toda la leche de esas tetas hermosas ‐ ¿Solo eso? ‐ Lo haré mientras te cojo por todos lados como te gusta y te dejaré todos mis mocos dentro de ti ‐ ¿Solo eso?—pregunto Martha arqueando la ceja, Ruperto la miro con malicia que a cualquiera le hubiera dado miedo ‐ Sabes que no, el cinto nos acompañará hoy también ‐ ¿Sí?—pregunto Martha muerta de ansiedad, tanta que junto sus piernas porque sentía que liberaría orina ‐ Si, talvez iniciemos con este bebé, para que se acostumbre a nuestros métodos ‐ ¿Lo harás en mi pancita? ‐ Si Martha ya no aguantó más, su raja escurría tanto moco como leche sus pezones, se acercó a su papá, sus pechos quedaron a la altura de la boca de este, que no tardó ni un segundo en mamarlos sin piedad, lo hacía fuerte, sentía que se terminaba la leche de uno y se dirigía al otro, Martha lo sostenía metiendo sus dedos dentro de sus escasos cabellos, ponía cara de dolor y después de placer, se sentía la niña más afortunada del mundo, estaba alimentando a ...

... su padre como pocas lo harían, él no se inhibía y se saciaba deleitándose con el manjar más prohibido del mundo, “la leche directa de los senos de su propia hija, embarazada por el mismo” ‐ Aaahhh Martha abría su boca, volteaba la cabeza al techo y ponía los ojos en blanco con el placer que su papá le daba al mamarle los pezones con tantas fuerza, sentía como la leche salía de sus enormes ubres y caían directamente en la boca paterna. ‐ Papá, te amo, soy la mujer más feliz de este mundo, tu eres mi dueño, mi amante, mi hombre, el padre de todos mis hijos aaahhh Martha gimió muy fuerte al sentir que su padre aumentaba la fuerza de succión, se estaba calentando con las palabras de su hija ‐ Papá por favor, solo prométeme algo, aaahhh papá prométeme que me harás más bebés… aaahhh… prométeme que seremos la familia más unida de este mundo aaahhh… Y que te cogerás a todos ellos sin importar que sean niños a niñas… aaahhh… Lanzó un fuerte gemido, su papá chupó muy, pero muy fuerte y se separó de ella y la miró directo a esos hermosos ojos cafés, su boca estaba blanca, escurría leche por las comisuras, aún tenía la boca abierta y la leche hacía un pequeño charco dentro de ella, su mirada estaba perdida de lujuria, en ese momento no tenía alma; en su mente imaginaba cogiéndose a sus hijos nietos. Ruperto se levantó y de un empujón tumbó a Martha sobre la cama, esta cayó abriendo las piernas y mostrando su vulva que escurría mucho moco, se bajó el pantalón y apunto a la vagina, de un ...