El harem de mujeres de Ana - Relatos Eróticos

El harem de mujeres de Ana

... "esposa" de Ana, lo digo entre comillas por qué no hay ningún documento legal ni está constatado por una iglesia.

Cómo iba diciendo, no sabía que responder, me quedé totalmente inmóvil, ya no tenía las esposas, y Ana se había llevado mi traje así que estaba totalmente desnuda, y acababa de tomarme un vaso casi entero de ron, la situación no podía ser peor, y fue entonces que se escucharon más pasos llegar desde la puerta principal. Otras cuatro chicas aparecieron con bolsas de compra. —¿Que hacen en el pasillo? —pregunto una de ellas antes de ser visible. Las llamaremos María, Marlene, Mariana y Marina, por alguna razón en ese momento me calló el veinte y busque rápidamente uno de los cojines para cubrirme.

Así como Liz era la número dos en la casa, María es la número tres, al ser la segunda "esposa" de Ana, aunque muchas veces era ella la que terminaba dirigiendo todo, mientras que Liz suele ser más impulsiva, María es más racional, y suele pensar más rápido que Liz, así fue en este caso.

—chicas, todas a la cocina, vallan preparando la cena. —dijo entregando la bolsa que llevaba a Marlene.

Mientras eso pasaba Liz se acerco a donde estaba y pregunto seriamente, —Ana te obligó a nada ¿verdad? ¿Estás aquí por tu propia voluntad? —aunque parecía más preocupada que cualquier cosa, de cualquier modo, el efecto del ron estaba empezando a marear me, así que no puedo ...

... decirlo con certeza. Aún con eso yo únicamente asentía con la cabeza.

—oigan, no las escuché llegar. —dijo Ana entrando por el pasillo con dos cojines.

María se sentó a mi lado ya esperando lo que venía.

—¿Cómo se te ocurrió traerla? No ha de tener ni quince años. —pregunto Liz totalmente enojada, la conversación entre ellas duro un poquito más, la verdad apenas puse atención, estaba demasiado avergonzada y María por su parte estaba consolando me acariciando mi cabeza, no sé cómo pero de alguna forma funcionaba.

Recuerdo que tuvimos una breve conversación, sin embargo el alcohol llegó a su punto más alto en ese momento, cosa que María se dió cuanta, pero que no mencionó, aún le agradezco por eso, en algún momento Ana y Liz voltearon a verme, y Liz pregunto, —¿Segura que ni te obligó a nada? —y como la vez anterior simplemente negue con la cabeza.

Lo que siguió fue una plática de como como vivían y todo lo importante, María incluso me ofreció unirme a ellas, cosa que en el momento no acepte por aún tener mis dudas, y el resto del día se fue en presentaciónes durante la cena de hotcakes un largo baño en una bañera gigante donde todas cambiamos, y dormir en la gran cama abrazada por Ana y María de diferentes lados. La historia es mucho más larga, por obvias razones no puedo contar la totalidad de la historia aquí, entonces tendrán que conformarse con esto hasta ahora.