LA BUENA SEÑORA - Relatos Eróticos

LA BUENA SEÑORA

... llegar a la ingle. Pasé la lengua, suave y leve, sobre los labios verticales. Mis manos amasan las tetas. Haydé, ¡al fin! acarició mis caderas. Aspiré profundamente el aroma de la concha, equiparable al paraíso… 
	Tras varias veces de suave toqueteo, tomé posesión de la concha con mis labios, lengua adentro. Lamí sus golosos labios y los arrugaditos y húmedos labios internos, lentamente, con suavidad desde clítoris al perineo. Haydé gemía intensamente, gozando del placer que mis labios le dan. Comenzó a emitir fluidos, que yo me ocupaba de tragar, devorando con mayor placer la concha de la voluptuosa mujer.
	Luego de varias lamidas, fui con mis labios al clítoris, mordiendo y succionando, estirando al compás de los gemidos de Haydé. Un par de dedos penetraron su hermosa concha. Los gemidos se hicieron reiterados y potentes…, el ¡chof chof! de sus fluidos aumentaron de volumen…, y el orgasmo fue la consecuencia. Haydé se estremecía loca de placer. Oleadas de placer recorrían cada músculo y cada hueso. No sé qué pensaría de mí, pero no podía reconocer otra cosa que mis deseos sexuales que explicité desde el primer momento, lo estaba llevando a cabo.
	Me seguía deleitando con la magnífica humedad de su tan inviolada y cerrada concha, palpitantemente entregada a mis deseos. Subió sus piernas sobre mi cabeza y apoyó sus manos en mi cabello, empujando hacia su interior. Llevé los labios al clítoris y los dedos a la vulva, horadando hasta la zona del punto “G”. Haydé cada vez ...

... temblaba más y sus gemidos llenaban toda la casa. ¡Hasta que resultó! Un orgasmo brutal, intenso y profundo, se apoderó de su cuerpo. Incontrolados espasmo eléctrico recorrían su cuerpo. Duramos más tiempo que lo imaginable en las sacudidas. 	
	Cuando al fin nos relajamos, nuestros abrazos, besos y caricias, celebraban la oportunidad del placer total. Acaricio sus mejillas, besos sus ojos, lamo su cuello, acaricio las tetas, areola y pezones, fui a besar y chupar el sudor de todo su cuerpo. Haydé me acaricia muy suavemente el pecho, los glúteos y la espalda. Me da besitos en mis pezones.
	Gracias a las pastillitas, seguía con la pija dura como fierro. Me acosté boca arriba. Sin mayores indicaciones, Haydé se montó, tomando la pija acaricia su concha. Se acomodó, con las piernas a ambos lados de mi cuerpo, tomo la pija con la mano y se fue horadando poco a poco. 
-Despacito Dani, por favor.
-Tanto como vos quieras, tesoro. Tu conchita está tan poco usada… - Ella misma, poco a poco, se iba horadando.
-Si, si, ahora será toda tuya…
Haydé tiene los ojos cerrados y la boca entreabierta, y así llegó a apoyarse sobre mi pubis, abrió los ojos, y sonrió. Tomé sus tetas, amasando con suavidad. Apoyó sus manos en mi pecho. Comenzó una suave cabalgata. Yo trataba que sus tetas no se me escaparan.  
	La concha de Haydé volvió a arder en la humedad. Se refregaba hacia adelante y atrás, hacia los laterales. La pija seguía incrustada en la apretada concha. Ya tomado el ritmo, empezó a ...