Vanessa - Relatos Eróticos

Vanessa

Vanessa se despertó con la luz del sol brillando a través de las persianas de su ventana. Sus ojos parpadearon y se abrieron, los sonidos de los pájaros y el susurro de las hojas llenaron el aire. Vanessa se incorporó lentamente, luchando un poco debido al peso de sus pechos. Vanessa estaba cansada, pero muy feliz. Hoy era su primer día de vacaciones de verano después de graduarse de la escuela secundaria. Aún mejor era el hecho de que sus padres se habían ido de viaje de negocios y no volverían en todo el verano. Dejaron a Vanessa con suficiente dinero para disfrutar del verano y ahora tenía la casa para ella sola. Podía hacer lo que quisiera. Mientras que algunas personas probablemente harían fiestas todos los días en esta situación, Vanessa estaba contenta de estar libre de fechas de entrega y exámenes. Libre para hacer lo que quisiera.
Vanessa sabía que tenía suficiente dinero de sus padres como para no tener motivos para buscar un trabajo. Sin embargo, sabía que se aburriría si no tenía algo que hacer durante el día. Además, trabajar podría darle experiencia y permitirle ganar algo de dinero extra. Era verano, así que debía haber un montón de lugares que buscaban nuevos trabajadores. Se sentó frente a su computadora y comenzó su búsqueda. No tardó mucho en ver algunas ofertas de trabajo que despertaron su interés.
Vanessa buscó en la lista de trabajos algo que le gustara, algo que la hiciera sentir bien. Encontró una oferta en la que alguien buscaba ayuda para personas ...

... mayores. Se trataba de cuidar a tres señores mayores que luchaban por mantener sus hogares en orden.

Frunció el ceño mientras estudiaba los requisitos del puesto. Al parecer, el puesto estaba disponible sólo para mujeres jóvenes, voluptuosas y de mente abierta. No pedían certificados profesionales ni nada por el estilo. ¿Qué importancia tenía que la persona que las atendiera fuera joven? ¿Y por qué tendría que tener mucho pecho?

Vanessa pensó un poco más en estas extrañas exigencias, pero luego decidió que en realidad eran los empleadores quienes decidían qué pedían de un candidato y que eso no le preocupaba, ya que ella cumplía perfectamente con sus requisitos. Sintiéndose bastante optimista con respecto a su plan de cuidar a personas mayores necesitadas, envió su solicitud, incluyendo las fotografías de ella misma que le habían pedido.

Apenas unas horas después, sonó su teléfono. Un hombre de aspecto anciano le preguntó si era ella quien había enviado la solicitud. Una vez que confirmó que estaba hablando con la persona adecuada, inmediatamente comenzó a quejarse de sus múltiples dolencias. Le explicó que él y los otros dos hombres se habían conocido recientemente durante un tratamiento de salud que él había tomado en un débil intento por mejorar su condición, y que cuando descubrieron que vivían cerca uno del otro, decidieron finalmente buscar ayuda profesional. Luego le contó que también había recibido algunas otras ofertas, pero que realmente le gustaba cómo se ...