Vanessa - Relatos Eróticos

Vanessa

... veía en la foto y que tenía un buen presentimiento sobre ella, aunque reservaría su juicio final para su primer encuentro.

Vanessa ya estaba aburrida de que este anciano hablara de sus problemas de edad. ¡Seguro que los ancianos no tienen nada interesante que contar!

Finalmente, después de escuchar sus divagaciones durante mucho tiempo, el anciano fue directo al grano y le pidió que entrara lo más rápido posible para empezar. Si aceptaba su solicitud, ella tendría que limpiar su casa y encargarse de algunas tareas domésticas y algunas otras cosas, pero estaba bastante seguro de que ella era más que capaz y no tendría problemas en hacer lo que fuera necesario.

Ella confirmó que estaría disponible a tiempo completo y que podría visitarlos a los tres todos los días. El anciano se puso más que feliz cuando ella sugirió comenzar al día siguiente.
Ella llegó a una casa muy antigua la cual marcaba la dirección que le dio el anciano, tocó la puerta y casi al instante un anciano le abrió la puerta.
Tenía la cabeza calva y el pelo blanco que le quedaba estaba bien cortado, lucía una larga barba blanca y gafas redondas con cristales gruesos. La miró con una sonrisa mientras la dejaba entrar y se presentó como el señor Johnson. Era un hombre bastante alto, que la superaba con facilidad.
El señor Johnson le mostró la casa y le contó todo lo que se esperaba de ella. Le hizo un recorrido rápido, mostrándole todas las habitaciones de su casa y luego salieron al jardín, donde le ...

... explicó cómo vestir su uniforme.
Vanessa escuchó atentamente mientras él le explicaba lo que debía vestir cuando trabajara para él. Puso una blusa blanca y un par de pantalones negros pequeños sobre una mesa, le dijo que ese sería su uniforme y que tendría que usarlo cada vez que fuera a trabajar. Vanessa pensó que era un poco tonto tener que vestirse de manera diferente solo para un trabajo de limpieza.
El señor Johnson insistió en que lo usara, le mostró dónde estaba el baño. Vanessa entró y cerró la puerta con llave.
Ella empezó a desabotonarse la blusa y se quitó los pantalones.
Una vez que se quitó la ropa, comenzó a ponerse su nuevo uniforme.
La camisa era una talla demasiado pequeña, las mangas eran ajustadas y el pecho demasiado bajo.
Los botones de la camisa apenas encajaban y hacían esfuerzo por permanecer abrochados.
Cuando Vanessa se puso los pantalones, los encontró un poco cortos y ajustados.
Su trasero regordete apenas cabía en ellos y tuvo que moverse un poco para cerrar la cremallera.
Vanessa estaba un poco preocupada porque el atuendo no era muy cómodo, pero pensó que tenía que seguir las reglas del Sr. Johnson si quería el trabajo. No quería decepcionarlo en su primer día, así que respiró profundamente y volvió a salir.
Ella regresó a la cocina donde se encontró con el señor Johnson. El viejo señor Johnson sonrió con una risa pervertida y le dijo que ese uniforme no tenía sujetador porque la tela de ese uniforme era muy especial para sus alergias, ...