Vanessa - Relatos Eróticos

Vanessa

... así que le pidió que regresara y se lo quitara.
Vanessa no estaba muy segura de por qué la camiseta sería tan especial, pero hizo lo que le dijo y volvió al baño para quitarse el sujetador. Se quitó el sujetador, se volvió a poner la camiseta y volvió a la cocina.
Cuando Vanessa regresó, el anciano tenía una expresión de sorpresa en su rostro, mirándola.
Miró hacia abajo y vio el problema. Sin el sujetador, sus pezones eran muy visibles a través del material fino de la camiseta.
Ella cruzó los brazos frente a ella, cubriéndose los pechos, tratando de ocultarlos.
El anciano sonrió nuevamente y dijo que el uniforme funcionaría perfectamente.
Vanessa no tenía idea de qué estaba hablando, pero no quería preguntar y era solo una camisa.
Entonces el señor Johnson le dijo que para pasar el examen tenía que limpiar los platos sucios y después de eso tal vez la contratarían.
Vanessa estaba confundida por la prueba pero fue al fregadero para comenzar a lavar los platos.
Ella se paró junto al fregadero y comenzó a fregar los platos sucios.
Vanessa no tenía mucha experiencia limpiando y lavando platos.
Ella hizo lo mejor que pudo, fregando los platos hasta que estuvieron limpios, pero dejó un gran desastre.
El agua salpicaba por todas partes y el agua sucia le caía por toda la camisa.
La tela húmeda se le pegó a la piel y podía ver sus pezones a través de la camisa. Sus areolas rosadas eran visibles a través de la tela.
Vanessa no tenía idea de eso mientras seguía fregando ...

... los platos sucios.
El señor Johnson permaneció en silencio observando su trabajo y disfrutando de la vista.
Ella continuó limpiando los platos, sin darse cuenta de que el anciano la miraba con lujuria, admirando su trasero redondo y sus pezones duros.
Después de un rato Vanessa había lavado los platos, dejó el último a un lado y se giró para hablar con el anciano.
Pero el señor Johnson ya había desaparecido, por lo que tuvo que buscarlo.
Cuando lo encontró, lo vio parado en la entrada de la sala de estar.
El anciano la miró y le pidió que se acercara.
El anciano le dijo que sufría de un dolor muy extraño y que mañana o tal vez más tarde tendría que ayudarlo como fuera, le hizo prometer a Vanessa que tenía que hacerlo, ella aceptó un poco insegura.
Le dijo que el otro anciano que tendría que ayudar estaba cruzando la calle y que ya lo estaba esperando, tenía que llegar con el uniforme puesto.
Ella aceptó y tomó la ropa que se había quitado anteriormente en una bolsa, el señor Johnson no dejaba de ver sus tetas, se despidió de él, el viejo la miró mientras se tocaba la polla por encima del pantalón.
Vanessa cruzó la calle y fue a encontrarse con el otro anciano que necesitaba su ayuda.
Tan pronto como llegó a la entrada de la siguiente casa, la puerta se abrió.
Frente a ella, un hombre gordo, viejo, calvo, blanco, en ropa interior, podía ver su gran y gorda barriga colgando de su abdomen y su enorme barriga era completamente visible.
Tenía una espesa barba blanca y ...