D O Ñ A S O L E (3)
Fecha: 01/12/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
CAPÍTULO 3 Aquella noche apenas si pude dormir, pues, amén de pasarme las horas muertas dando vueltas, insomne, cuando lograba pegar el ojo, era a ratos, para despertarme enseguida, bañado en sudor y sintiéndome peor que mal, por toda una serie de pesadillas ignotas, que no recordaba al despertar tan de improviso, pero que me agobiaban cosa más que mala, el sueño. Cuando a las siete treinta de la mañana el despertador me llamó a la diaria tarea, de momento lo estampé contra la pared; ¿cómo iba a salir a trabajar en el estado en que me encontraba?. Pero, por finales, el sentido común se impuso, a Dios gracias; me levanté, duche, afeité, perfumé en lo posible, me vestí e intenté recoger mis pedazos, recomponerme en lo que cabe, y marché a trabajar Los días, semanas y meses fueron pasando. Los días no los pasaba mal, enfrascado en el trabajo, pero las noches eran horripilantes… No quería volver a casa… Para qué… ¿Para dar vueltas y vueltas, como alma en pena?. Cenaba donde mejor me cogía y luego, copas y copas de coñac, hasta que los bares me cerraban, entre las doce y la una de la madrugada… Entonces, deambulaba por aquí y por allá… Glorieta de Quevedo, Bravo Murillo, San Bernardo, Fuencarral… Sin más compañía que la luna, los semáforos y los pocos coches que todavía circulaban, para volver a casa más muerto que vivo, harto de cansancio… Y no pocas veces, de alcohol… Una de tantas noches, ni sé ya los meses después, puede que seis, o siete, u ocho, incluso…puede que más, ...
... puede, también, que menos, a las tantas de la madrugada sonó el teléfono: Era ella, Sole. • Antonio, acabo de dejar a mi marido; me he ido de casa… Si quieres que vivamos juntos, tomaré un taxi y en un momento estaré allí… Si no, no te preocupes… Lo entiendo… Bajo ningún concepto quise que tomara taxi alguno; yo iría a recogerla al fin del mundo que estuviera. No estaba al fin del mundo, sino en un hotel de la zona de Goya. Me faltó tiempo para estar allí, recogerla con el poco equipaje que llevaba y traérmela a casa. Mientras la traía supe lo de su marido, D. Isaías; sencillo, la tenía cornuda, pero además de tiempo atrás; de antes de que yo conociera a su hijo, a Pablo… O por ahí, por ahí… Pero es que no era con su secretaria, lo normal, sino con su “secretario”, un niñato veinteañero, puto de maricones por más señas… Los pescó “in fraganti” una tarde que se le ocurrió entrar de sopetón en el despacho de su marido; el niñato le hacía una “fellatio” al maridito mientras éste masturbaba al “secretario”, todo entre besitos y cariñitos de alta tensión Pero lo grande era que el maridito no es que fuera marica, perdón, gay u homosexual, sino bisexual, por lo que llevaba años montándoselo también con ella, como si tal cosa • Y pensar que si te di “puerta” en 1960, fue porque me “ponías” cosa mala, con unas ganas terribles de follarte, y me decía, “Pero Sole… ¿Y tu marido?. ¿Y tu hijo?. ¡Si sería gilipollas, darme cosa “ponérselos” a mi marido!. La gota que colmó el vaso esa noche, fue ...