1. D O Ñ A S O L E (3)


    Fecha: 01/12/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... que el maridito, más “salido” que la esquina de una mesa, se empeñó en que ella tenía que darle gustito con la boquita y ella le mandó más lejos que las estrellas; él se le quiso imponer cogiéndola del pelo para obligarla, pero ella le arreó un rodillazo donde más nos duele a los tíos, y a gritos llamó a su hijo para que la protegiera ante su marido, que amenazaba con arrearle una soberana paliza; recogió lo que juzgó más imprescindible y salió zumbando al hotel y a llamarme Comenzamos a vivir juntos; en pareja estable. Yo, desde el principio, se lo dije bien claro: Mis ingresos, para una familia, digamos, normalita, de la típica clase media; esa que no nada en la abundancia pero tampoco carece de lo necesario, y algo más, incluso, estaban bien…o, hasta más que bien; pero que para esa clase media algo más que acomodada como era su hogar de hasta entonces, no tenía ni color… Vamos, que entre lo que yo ganaba y lo que su todavía legal marido, Isaías, podía entrar en casa, ni de lejos… Era como querer equiparar una pinada del interior hispano con las selvas ecuatoriales. Pero Sole me respondió que por eso no me preocupara; que saldríamos adelante… Que ella se amoldaría a lo que yo pudiera ingresar en casa… Y lo cierto es que así fue. Cuando yo regresaba a casa, cerca ya de las diez de la noche, me encontraba con una Sole recién duchada, perfumada, pintados los labios, maquillada… Arreglada, en suma, para mí, destacando en ella todo cuanto sabía que más de ella, o en ella, me ...
    ... gustaba. La mesa puesta, dispuesta para una cena romántica para dos comensales… Con sus luces indirectas, las dos velas, rojas como la sangre, encendidas…. Desde que Sole viviera en esa casa, la vivienda era, indudable, la de dos amantes Y como todos somos hijos de Dios y, además, todos tenemos derecho a todo, sin que nunca prevalezca el tú o el yo sobre el “nosotros”, cuando nos encontrábamos en la cama, procuraba alternar, simultanear no pocas veces, las formas en que yo entendía la relación íntima, con el sexo supeditado o presidido por el AMOR; el SENTIMIENTO, con la manera en que ella lo entendía y gustaba: El sexo por el mismo sexo… La más salvaje que otra cosa forma de la libido entre machos y hembras de cualquier especie animal busca el sexo entre sí… Vamos, que, por mi pate, todo era amor; amor materializado en el sexo, en tanto por la suya, todo era sexo… Sexo y sólo sexo… Claro que también había algo más: Un cariño bastante definido… Pero el cariño no es, necesariamente, amor… Ya me lo había dicho en aquella nuestra primera noche, allá en el “meuble” de Maestro Vives: “No puedo amar… No puedo amar a hombre alguno”… Pero ocurrió que, poco a poco, insensiblemente, mi Sole empezó a variar en ese aspecto tan peculiar de nuestra relación, hasta que una noche me sorprendió más que mucho. Fue en uno de esos momentos en que yo, antes que emplearme hasta con furia, para hacerla llegar al séptimo cielo del placer sexual, me recreaba amándola suavemente, con toda la dulce ...
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