1. Inflexion anal.


    Fecha: 04/12/2018, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dejase comer, acariciar, desnudar y sobar también él.
    
    Pero no iba a dejar que me follara en el salón… o si, qué más daba, lo que deseaba es que me tumbase, me rasgase las bragas y abriera las nalgas con sus viriles manos y se colase muy, muy dentro mío.
    
    Sábado noche
    
    Por el camino fui poniéndome yo solita cachonda imaginando todo lo que le iba a hacer, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando después de llamar al timbre de su puerta - ¡ring, ring! - me abrió un desconocido, muy corpulento y desarrapado - ¿de qué me sonaba a mi este? - que me invitó a pasar. Dubitativa entré hasta el salón, encontrando a Hugo allí sentado, despatarrado en el sofá, viendo un partido de futbol y revolcándose –¿jugando?– con otro amigo.
    
    Boquiabiertos, quedamos todos mirándonos, ellos alucinando con mi porte tan femenino, no tenía duda, yo por la actitud y lo inesperado de aquellas visitas de las que no me había advertido.
    
    - ¡Hola preciosa! ¡Qué guapa vienes! ¡Qué bien que hayas venido! ¡Solo faltabas tú para comenzar la fiesta! – me soltó entre las risotadas de los otros dos.
    
    Y es que habían traído unas botellas de vino, algunas ya estaban vacías y tiradas por los suelos, y canapés de fábrica para picar. Pero ignorante de lo que se me venía encima, brindamos y me hicieron beber sin parar, hasta que en un intermedio, al ritmo de los jingles (*) publicitarios, me sacaron a bailar por turnos, a veces discutiendo entre ellos y cada uno aprovechó ese momento para babosearme y magrearme ...
    ... por todos lados.
    
    En la penumbra psicodélica provocada por la televisión encendida, alguien desprendió mi trusa –¡blusa, LodoyFango!– y la lanzó al aire acertando a colgarla, a modo de serpentina, en la raquítica lámpara que pendía del techo. Luego me arrancó sin cuidado alguno, rasgando incluso los legging, para de súbito sentir unos dedos grasientos, atinando certeros en mi roseta. Entonces acomodé como pude mi braga bikini color rojo burdeos para no perderla, pero si permitirles entrar y lubricarme, mientras que otro cuerpo ya desnudo y con una inmensa tranca (1) se pegó a mi trasero.
    
    No sabía a quien de ellos tenía atrás pero la pillada en la que me encontraba era tal, que siguiéndoles el rollo les dije:
    
    - ¡Follalme, follalme como a una puta!
    
    El miembro (1) era realmente enorme pero se abrió paso en mis glúteos y penetró con mucha fuerza y nada de lástima en mi templo de Sodoma. Y aunque doloroso, me resultó delicioso una vez dentro, cuando estuvo un buen rato entrando y saliendo, pero sin acabar.
    
    Ya estaba por correrme, cuando me recostaron en el sofá, nos acoplamos y lamí la única tranca (2) normal del grupo, la de Hugo. Que estaba muy excitado y él si acabó enseguida, regándome toda la cara con su leche, que luego yo relamí.
    
    El que me petaba el trasero (1) - ahora caía, ¡era el que me agarró en el “dark room”! - lo hacía con tanta furia que creí me fuese a desgarrar los esfínteres. Únicamente cuando sentí que mis intestinos se llenaban de su esperma, la ...
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