Muñeca Bondage
Fecha: 19/06/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Tus Relatos
Autor: Hecuba, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... trae a pulsar estas teclas es precisamente que el lector se masturbe a gusto.
Era viernes por la noche, ya bien entrado el invierno, y mi amo me había ordenado que me pusiera uno de los vestidos que él llama de “putilla”. Escotados, ajustados y tan cortos que continuamente tengo que estármelos bajando para que no se me vea el culo. Eso y el maquillaje fueron las únicas elecciones que pude hacer yo; la ropa interior la escogió él. No me sorprendió que tuviera que llevar liguero negro (es uno de sus fetiches), ni que no tuviera que llevar sujetador, pero sí que me pusiera lo que nosotros llamamos “zapatos de follar”: unos con un tacón tan alto y tan fino que realmente no sirven para caminar y los usamos básicamente para lo que reciben su nombre. Generalmente este tipo de calzado lo usamos exclusivamente en casa, pero aquella velada los iba a llevar fuera. Intrigada nos subimos al coche.
- Abre la guantera -me dijo tan pronto llegamos a la autovía.
En ella había una venda y me la puse sin necesitar más instrucciones por su parte. Ni a él le gusta explicarse demasiado ni yo soy tan tonta como para no saber qué se espera de mí. Aún así era la primera vez que me veía en una situación así y eso me puso cachonda, como siempre que no sé que va a pasar y mi amo me aplica cualquier tipo de restricción, ya sean cuerdas, mordazas o vendas. Una vez la tuve puesta mi mano salió disparada a su polla, y por encima del pantalón comencé a ponérsela dura (me encanta sentirla crecer y ...
... posteriormente hacerla explotar), pero como era costumbre en él mientras conducía me ordenó que tuviera las manos quietas. Para que las tuviera ocupadas puso en ellas pinzas para papel. No sé muy bien cómo describirlas, pero para que os hagáis una idea son del tipo que no me gustan. Aplican mucha, demasiada presión, (mucho mejores y más gentiles eran las que teníamos del sexshop) y aunque no soy nada amiga del dolor, en nuestro contrato está estipulado que puede hacer llevármelas una vez durante un máximo de 15 minutos a la semana. A ciegas suspiré con resignación, me saqué las tetas fuera del vestido y me masajeé el pezón izquierdo hasta hacerlo emerger por encima de su aureola, tal y como a él le gustaba, abrí las mandíbulas de la primera pinza y dejé que estas se cerraran entorno al pezón (ESE era el segundo peor momento de ponerse las pinzas. El peor de todos, a años luz de diferencia, cuando te las quitabas y te volvía la circulación). Mordiéndome el labio inferior apagué el grito que amenazaba con escaparse de mi boca y jadeé con fuerza por la nariz repetidas veces. El dolor, intenso de inicio, fue remitiendo a medida que mi pezón se quedaba dormido por la presión. Repetí la operación en el derecho con idéntico resultado, y así, con la boca cerrada en una mueca de dolor, dejé mis tetas a la vista.
- Vuélvete a subir el vestido, ya vas llamando suficientemente la atención con la venda. Si nos paran va a ser muy complicado de explicar y no quiero llegar tarde.
Fui a ponerle ...