1. Mi mamá cogiendo con el panadero


    Fecha: 17/07/2025, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... no te importe nada?
    
    Ella se giró hacia mí despacio, como en cámara lenta, y me miró con esa mirada suya que mezcla fuego, ternura y complicidad. Dio un paso hacia mí con ese andar suyo que parecía modelar sin intentarlo.
    
    —No es que no me importe nada, nena… es que aprendí a que lo que realmente importa es cómo me siento yo conmigo misma. No si le gusto a tu papá. No si hablo "demasiado fuerte" o si mis pantalones marcan “demasiado”. Lo que importa es mirarme al espejo y decir: qué rica me veo hoy.
    
    El panadero sonrió detrás del mostrador. Ella lo notó y le devolvió la mirada con picardía.
    
    —Además… —dijo, volviendo a mí— ¿por qué debería dejar de disfrutar? Que me haya separado no quiere decir que me volví invisible. Al contrario, ahora soy más yo que nunca. Si quiero conocer a alguien nuevo, lo haré. Si quiero ponerme algo ajustado, lo haré. Y si me dan ganas de besar a alguien frente a una vitrina de conchas y roles de canela… pues también lo haré.
    
    Y con esa última frase, se giró de nuevo al panadero, que ya estaba tan rojo como las charolas de pan dulce caliente. La tensión entre ellos se podía cortar con un cuchillo de mantequilla.
    
    No hubo beso, pero sí una pausa… de esas que dicen más que las palabras. Un cruce de miradas, una sonrisa compartida, una promesa muda.
    
    Salimos de la panadería minutos después, con la bolsa llena de pan y los corazones ligeros. Caminamos en silencio un rato, hasta que ella rompió el aire:
    
    —Un día, tú también te vas a ...
    ... cansar de agradarle a todos. Y ese día, te vas a poner lo que te dé la gana, vas a caminar como si el mundo fuera tuyo… y vas a arder sin pedir permiso.
    
    —¿Como tú? —le pregunté, sonriendo.
    
    —No, mi amor… —me dijo, tomándome del brazo con cariño—. Mejor que yo.
    
    Y mientras el sol comenzaba a ocultarse, su silueta avanzaba delante de mí. Ese vaivén en las caderas, ese cabello suelto bajo la gorra blanca y amarilla, esas botas que dejaban huella con cada paso… era como ver el futuro. Un futuro libre. Sexy. Sin miedo.
    
    Y sí… yo quería ser eso 💋
    
    Apenas habíamos caminado una cuadra de regreso, con la bolsa de pan rebotando suave en mi brazo y la tarde derritiéndose lentamente sobre los cables del cielo, mi mamá se detuvo en seco.
    
    —¡Ay no! —dijo, llevándose la mano a la frente con una mueca encantadora—. Se me olvidaron mis guantes en la panadería. Los dejé en la barra cuando me pasaste el cuernito.
    
    Giró hacia mí con esa mirada juguetona que le conozco de siempre, esa que mezcla complicidad con picardía.
    
    —¿Me acompañas, amor?
    
    La miré un segundo, y la respuesta se me quedó atorada entre los labios. Parte de mí quería seguir caminando con ella, seguir absorbiendo esa energía suya que me da tanto… pero otra parte pensó en papá, en la discusión de antes, en cómo salí casi sin decir nada, con el corazón medio temblando y la ropa arrugada por el apuro. Tal vez ya estaba en casa, con el ceño fruncido y las palabras listas para explotar.
    
    —Ve tú… —le dije bajito, ...
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