Las consecuencias de un lamentable descuida - Relatos Eróticos

Las consecuencias de un lamentable descuida

... pensaba nada, solo esa angustia que no me dejaba en paz sabiendo lo que Elena estaba haciendo. Todo éste martirio comenzó como a las 4:30 cuando se fue con el primer viejo y ahora eran casi las 8 de la noche cuando los veo salir y, veo nuevamente a Elena con una sonrisa y una actitud positiva dirigiéndose directamente hacia mí con el individuo al lado de ella. Después supe que desde la ventana del cuarto en el tercer piso me pudieron ver y Elena le dijo quién era yo. El hombre éste tendría unos 35 años, bien presentado y se veía de muy buena posición económica y con educación por su forma de hablar, supe por Elena que era ingeniero agrónomo. Me habla directamente por mi nombre y se presenta sin que Elena diga una palabra, no recuerdo su nombre: Eduardo o Everardo, algo así, pero me aclara que Elena le explicó nuestra situación y se disculpa por haberse aprovechado de las circunstancias, enfatizando que de haberlo sabido antes nos habría ayudado sin ninguna ventaja. Obvio que la situación era muy vergonzosa para mí y me sentía desconcertado, pero el individuo se veía muy seguro de sí y muy amable y respetuoso al hablar. Nuevamente me surgió ese mismo aire que tuve ante Esperanza, de hombre de mundo y perdonavidas, le dije-- "No te preocupes, a fin de cuentas ya todo está hecho, el mundo no se acaba por eso y Elena hizo lo que creyó conveniente para salir de éste problema ya que yo no encontraba una salida. Ella tiene mi apoyo, así que no hay problema y no pasa nada".
Al ...

... decir esto, Elena se relajó y le cambió el semblante, porque estaba muy tensa. El individuo también sonrió y me dice-- "¡Me alegra tu manera de pensar! Ya me había dicho tu mujer que son de mente abierta, pero que es primera vez que hacen esto y me da gusto haber sido yo el elegido. ¡Ser el segundo hombre para una mujer es también un honor, es casi como ser el primero! ¿Me permiten invitarlos a cenar? Después los puedo llevar a hospedarse, todo corre por mi cuenta. --No supe que decir y solo miré a Elena. ¡Este hombre no sabía de los otros dos! Ella dijo-- "Si, está bien". --Nos llevó en su auto a un restaurante y nos acompañó a cenar; tenía una plática agradable y fluida, y en ningún momento hizo alusión a lo sucedido con Elena, ésa actitud de respeto me agrado tanto que hasta me cayó bien. Después de cenar con mucho apetito de nuestra parte, nos llevó a un hotel muy cerca de donde estábamos antes, se llama Hotel Fénix, pide una habitación que pagó él y se ofrece a pasar por nosotros para llevarnos a la central. Hago una reflexión: ¿No dijo el taxista que ahí nadie ayudaba de manera desinteresada? Él nos llevó en su taxi sin cobrarnos ¡y éste hombre hasta el hotel nos pagó! Aunque ya Elena lo había gratificado por adelantado con aquello. Como teníamos que llegar a las 9 a la central, quedó de pasar a las 8:30 de la mañana por nosotros.
El hombre se fue y nos quedamos solos sin saber que decir; habían pasado 6 horas desde que Elena se fue con el primer viejo, eran casi las diez ...