1. Mi encuentro con el oficial #1


    Fecha: 11/08/2025, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... sentía.
    
    Y justo ahí, en ese terreno perdido entre el silencio y el deseo, el juego de miradas se transformó en algo más…
    
    El aire estaba más caliente de lo normal. Tal vez por el calor del atardecer… o tal vez porque estábamos en medio de un terreno solitario, él y yo, frente a frente, sin más testigos que el silencio y nuestras ganas.
    Él se apoyó con una mano en el cofre de mi coche, mirándome con esa mezcla de autoridad y deseo que me tenía completamente derretida.
    
    Yo me crucé de brazos suavemente, lo que hizo que mi escote se marcara un poco más bajo el vestido ligero que llevaba. Sus ojos bajaron, sin pudor… y yo no hice nada por detenerlos.
    
    —Así que… —dije, con una sonrisita traviesa—. ¿Me trajo hasta aquí solo para hablar de mi placa?
    
    Él rió bajo, acercándose apenas más. Puso la otra mano del otro lado de mí, dejándome entre su cuerpo y el coche. No me tocaba, pero el calor entre nosotros era casi insoportable.
    
    —Digamos que… lo de la placa fue la excusa perfecta —murmuró, con la voz grave—. Pero lo que realmente quería… era volver a verla.
    
    —¿Volver a verme… o volver a detenerme? —le respondí bajito, acercando mis labios peligrosamente cerca de los suyos, sin llegar a tocar.
    
    —Ambas cosas —susurró.
    
    Sentí su aliento contra mi boca, cálido, tentador. Cerré los ojos por un momento, dejándome llevar por el momento. Cuando volví a abrirlos, ahí estaba él, tan cerca… y todavía sin tocarme.
    
    —Oficial… —dije, fingiendo tono serio pero con una sonrisa ...
    ... en los labios—. ¿Esto no va en contra del reglamento?
    
    —Claro que sí —respondió—. Pero si usted me denuncia, no me voy a defender.
    
    —¿Y si en vez de denunciarlo… me uno a usted en esta falta administrativa? —le dije mientras deslizaba mis dedos muy lentamente por el borde de su uniforme, sintiendo la tela áspera, varonil, fuerte… como él.
    
    Él bajó la mirada a mis labios y finalmente… me tocó.
    
    Sus dedos, fuertes pero controlados, se deslizaron desde mi cintura hasta mi cadera. Me pegó suavemente a él, sin decir palabra, solo con la mirada fija en mis ojos.
    
    —¿Hace cuánto que no se deja llevar? —preguntó en voz baja, con esa mirada que parecía leerme.
    
    —Desde que alguien con placa me hizo perder el control —respondí, entrecerrando los ojos, ya sintiendo cómo mi cuerpo reaccionaba a cada milímetro de su cercanía.
    
    Sus labios rozaron los míos. Apenas un roce. Una provocación exquisita.
    
    —¿Y si ahora lo perdemos los dos… aquí mismo?
    
    Le tomé la corbata del uniforme con dos dedos y lo atraje hacia mí.
    
    —Solo si promete… hacerme pagar cada falta —le dije, con voz baja y rota por la ansiedad de ese momento.
    
    Entonces él me besó. Lento, al principio, como si quisiera saborearme. Y luego con más fuerza, con más necesidad. Me tomó por la cintura y me sentó suavemente sobre el cofre, sin dejar de besarme. Mis piernas se abrieron instintivamente para rodearlo, acercándolo más a mí.
    
    Sus manos exploraban mis muslos, subiendo por debajo del vestido con suavidad pero ...
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