Mi encuentro con el oficial #1
Fecha: 11/08/2025,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... decisión. Yo gemí bajito, apenas separándome de su boca.
—¿Y si alguien nos ve…? —pregunté con una mezcla de miedo y adrenalina.
—Que me arresten… pero que no me interrumpan —susurró mientras su boca bajaba por mi cuello, besando con lentitud, encendiendo cada parte de mi piel.
—No sabía que los oficiales daban este tipo de servicio a domicilio —bromeé, mientras sentía su mano subir por mi pierna, deslizando mis bragas a un lado con tanto cuidado que me hizo temblar.
—Solo para ciudadanas en extrema necesidad… —me respondió, mirándome directo a los ojos—. Y usted… parece estar en una emergencia.
Le respondí con un gemido apenas audible, moviendo mis caderas hacia su mano, sintiéndolo tocarme como si supiera exactamente lo que hacía. Su experiencia… se notaba.
Sus dedos eran firmes, suaves, y expertos. Mi respiración se aceleraba con cada movimiento. Me perdí entre caricias, susurros y jadeos entrecortados.
—¿Quiere que pare? —me preguntó de repente, deteniéndose justo cuando me tenía a punto.
—Ni se te ocurra… —dije casi sin voz, jalándolo de la camisa hacia mí, besándolo otra vez.
Y ahí, en ese terreno perdido del mundo, el oficial y yo rompimos todas las reglas. Hicimos de ese cofre un altar de deseo. No hubo juicio, ni ley, ni moral. Solo nosotros dos. Y el calor de algo que empezó con una excusa… y terminó siendo una explosión de ganas acumuladas.
Después, con el sol ya ocultándose, él me ayudó a bajarme del coche con cuidado, ...
... acariciando mi espalda con ternura.
—¿Sigue en problemas con su placa, señorita?
—No… pero creo que ahora tengo otro tipo de faltas… de las que dan ganas de repetir.
Nos sonreímos. Y supe que esto… no sería la última vez.
Esa tarde en el terreno… quedó grabada en mi piel. En cada parte de mi cuerpo.
Nos despedimos entre sonrisas cómplices, con un beso suave pero lleno de promesas.
Antes de subirme a mi coche, él me tomó de la mano, me detuvo y me miró directo a los ojos.
—Pásame tu número… quiero verte de nuevo —dijo con ese tono tan seguro y masculino que me derretía por dentro.
Saqué el celular, se lo di, y sentí su pulgar rozando el mío al tomarlo.
Fue un toque sencillo… pero lleno de electricidad.
Me regresó el teléfono con su contacto guardado y una sonrisa ladeada.
—Nos hablamos pronto, maestra —dijo mientras se alejaba, dándome la última mirada por encima del hombro, de esas que hacen que una se muerda el labio y piense: “me lleva directo al infierno… y yo feliz”.
Pasaron dos días.
Yo seguía con mi rutina en la secundaria.
Clases, planeaciones, calificaciones, alumnos con hormonas alborotadas…
Y yo, fingiendo concentración, mientras cada tanto, el recuerdo de ese beso en el cofre del coche me distraía y me dejaba suspirando frente a mi escritorio.
Ese día salí tarde. Iba caminando hacia mi carro, que estaba estacionado unas cuadras, cuando de pronto lo vi.
Ahí estaba él.
Apoyado en su patrulla, lentes oscuros, los brazos cruzados. ...