Mi encuentro con el oficial #1
Fecha: 11/08/2025,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... estrellas?
—Lo que tú quieras, maestra. Hoy no vine a detenerte… vine a hacerte olvidar la rutina.
Me reí bajito, y sin pensarlo, apoyé mi mano en su pierna mientras manejaba.
—Entonces vamos… sorpréndeme, oficial.
Él me miró un segundo, y ese instante fue suficiente para saber que lo que venía esa noche… no era solo un encuentro más.
Era el inicio de algo peligroso, delicioso, íntimo y totalmente fuera de las reglas.
Y yo estaba más que dispuesta a desobedecer.
El trayecto fue tranquilo, pero lleno de tensión.
No era necesario hablar mucho, solo bastaban esas miradas que se cruzaban de vez en cuando cuando el semáforo lo permitía…
Yo le sonreía, y él, con una mano en el volante, me devolvía esa sonrisa suya que ya conocía tan bien.
Esa que no pide permiso, pero lo consigue todo.
Mi mano seguía apoyada en su pierna, y a ratos la deslizaba lentamente, jugando, sintiendo sus músculos tensarse bajo mis dedos.
Él no decía nada, solo soltaba un leve suspiro… y apretaba más fuerte el volante. Me encantaba hacerle eso.
—¿Siempre eres así con todas las chicas que detienes? —pregunté con voz dulce, provocadora.
—Solo con las que no puedo sacarme de la cabeza —respondió sin mirarme, pero con esa seriedad que me derretía.
—¿Y cuántas son esas?
—Contigo… una.
Mi corazón se aceleró. No me lo esperaba.
Lo miré de reojo, y él me devolvió la mirada rápida, pero intensa.
Ese tipo de respuesta que no es solo coqueteo… es confesión.
Llegamos a ...
... la casa.
Era una propiedad sencilla pero muy linda, con una terraza amplia, faroles tenues, y una mesa de jardín con dos sillas.
Desde ahí se veía el cielo limpio, despejado, lleno de estrellas.
La brisa nocturna me acariciaba la piel expuesta del cuello y los hombros… y el ambiente se sentía perfecto.
Él fue al maletero, sacó la botella de whisky, los vasos, y el ramo de rosas.
—Para ti —dijo al entregármelo—. No sabía si te gustaban, pero quería traerte algo que oliera casi tan bien como tú.
Yo me acerqué despacio, tomando las flores.
—Estás rompiendo la imagen ruda de oficial. Vas a arruinar mi fantasía…
—¿Ah, sí? —dijo con una ceja alzada—. ¿Y cuál es esa fantasía?
Me acerqué un poco más, sonriendo con picardía.
—La del policía malo, el que no pregunta… solo actúa. El que pone castigos… de esos que me hacen pedir perdón sin quererlo.
Él soltó una risa grave, cargada de deseo.
—Pues prepárate, porque soy de los que castigan con gusto… pero solo a las que se portan mal.
—¿Y cómo sabrás si me porto mal? —pregunté, dándole un sorbo al whisky que acababa de servirme.
—Solo con mirarte… ya lo sé —respondió mientras se sentaba a mi lado.
Nos quedamos en silencio unos segundos. El cielo sobre nosotros parecía inmenso, pero el espacio entre él y yo se sentía cada vez más pequeño.
Las miradas hablaban, el whisky quemaba dulce en la garganta, y el aire estaba tan cargado que parecía que incluso el viento nos espiaba.
—Dime algo —me dijo, ...