Mi encuentro con el oficial #1
Fecha: 11/08/2025,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... girándose hacia mí—. ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te detuve aquella vez?
Sonreí, jugueteando con mi copa.
—Que estabas guapísimo. Que me encantaba cómo se te veía el uniforme…
Y que si me ibas a llevar al corralón, mínimo que fuera en el asiento delantero, junto a ti.
Él soltó una carcajada y se acercó más.
—Y tú… eras la mujer más linda que había parado jamás.
No sabía si pedirte los papeles… o tu número.
—Terminé dándote ambas cosas —dije bajito, mirándolo a los labios.
—Y todavía me debes una: la demostración de que sabes ser… agradecida.
—¿Y no te basta con las rosas que acepté, o con el whisky que estoy tomando? —pregunté en tono inocente, mientras me deslizaba hacia su silla, sentándome de lado sobre su pierna.
Él colocó sus manos en mi cintura con naturalidad, como si su cuerpo ya supiera exactamente dónde debía ir cada parte mía.
—No. Eso es solo el principio. Lo que quiero… es tu entrega completa.
Esa mirada, esa boca, ese cuerpo que se me quedó grabado desde la primera vez.
Mi pecho subía y bajaba con cada palabra. Su voz me recorría como una caricia, directa, intensa, sin rodeos.
—¿Y si me entrego… qué vas a hacer conmigo, oficial?
—Lo que me has provocado desde el primer momento.
Desnudarte el alma… y el cuerpo. Sin prisas. Con intención.
Yo bajé la mirada, mordiéndome el labio.
—¿Y si me da miedo?
Él tomó mi barbilla con suavidad, haciéndome mirarlo.
—Entonces paro.
Pero si en el fondo no te da ...
... miedo… y lo que sientes es deseo… entonces deja que te muestre lo que un oficial de verdad puede hacerte.
Me incliné hacia él, dejé mi copa a un lado, y susurré en su oído:
—Entonces… hazlo.
Y ahí, entre las estrellas, la madera tibia de la terraza, el olor de las rosas y el ardor del whisky… empezó la noche que nunca olvidaría.
Sus manos fueron suaves al principio, como explorando un territorio sagrado.
Deslizó mis tirantes hacia abajo con calma, besando mis hombros con ternura y deseo.
Cada beso suyo era una promesa… y cada caricia, un secreto susurrado en la piel.
—Estás preciosa… —dijo en voz baja, como si fuera un pensamiento que se le escapaba.
—Y tú… peligroso —susurré, mientras mis uñas se aferraban a su camisa.
Su boca bajó por mi cuello, con lentitud, mientras sus manos recorrían mis muslos, mi espalda, mi cintura, como si necesitara aprenderse cada centímetro de mí.
Me quitó el short sin dejar de mirarme… y ahí supe que me tenía completamente en sus manos.
—Te juro… —dijo contra mi piel—. Que después de esta noche, no vas a poder dejar de pensar en mí.
—Eso ya pasó… —le dije antes de gemir suavemente, entregándome a todo.
Y bajo las estrellas… me hizo suya. Lenta, profundamente, sin prisa. Como si el universo se hubiera detenido solo para que nuestros cuerpos se encontraran.
No hubo relojes, ni rutina, ni uniformes. Solo deseo… y dos personas que habían estado esperando este momento desde el primer día.
Abrí los ojos lentamente, aún ...