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Naufraga
Fecha: 23/08/2025, Categorías: Zoofilia Tus Relatos Autor: Berlith, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... beber no sé. Yo sabía que tenía que ir a un médico y lo único que tenía era mi refugio secundario cerca del estanque. ¡Uy Dios! Dije angustiada caminando despacio hacia allí. Cada paso que daba salía un poco más de líquido. Cuando me acosté sobre el lecho de hojas de palma seca traté de calmarme y acariciar mi vientre. Sato se puso a lamer mis pezones y me fue difícil alejarlo. Dos horas más mis contracciones empezaron fastidiarme. Aun podía caminar, refrescarme en el estanque y limpiarme antes del parto. Más adelante ya no podía y solo era capaz de acomodarme en mi lecho en diferentes posturas para aliviarme. Me arrodille y empezaba a pujar esta vez. Cada vez que me venía una contracción yo pujaba y gritaba. Desnuda, sudorosa y de cuclillas frente a la pared puje nuevamente en el momento de una nueva contracción. Imagine disminuir el dolor frotándome el clítoris, pero toque algo más grande. Dios, había coronado. Toque la cabeza de mi hijo en la entrada de mi vagina. Tome aire y puje de nuevo. Me tendí de lado con las piernas abiertas y logré sacar su cabeza. Sato ladraba asustado al ver a nuestro hijo aun tratando de salir de mi vagina mojada de mi líquido amniótico. Quise ver, pero solo podía palpar. Traté de pararme y solo pude pujar echada de lado. Hasta que oí su grito al ser expulsada sobre mi pierna. Lo cogí y la saque por completo de mi vagina saliendo más líquido. ¡Salió! Gracias a Dios, salió. Estaba resbaloso y lo abrase pegándolo a mi pecho. No lo había visto bien ...
... y pedía que estuviera bien. Mi primer hijo dije adolorida y llorando. Limpie mis lágrimas para verlo mejor y lo aprecie. Es una personita bonita mi amor le dije a Sato. Sato lo olio y lamio un poco. Esta era una nueva experiencia para él y se puso a olisquearnos como lamernos. Grito por primera vez mi niña. Su grito lleno el refugio y mi fruto todavía estaba unida a mí por el cordón umbilical. Le limpie su cara y cuerpo con una toalla de una maleta. Ay querida! Exclame cansada. Pero las contracciones me seguían. Una idea me asusto. Entre los ladridos y el llanto de mi hija puje. Esta vez fue un poco más molesto. Pero termine con una parejita. Mirando a Sato dije, Mi amor tenemos una camada de dos, riendo con malestar. Una hembra y un macho. Ate los extremos y corte ambos cordones con el cuchillo. Pronto ambos se pusieron lactar mis senos. Media hora después con esfuerzo tuve que dejarlos y atenderme. A pesar de sus llantos, Salí gateando del refugio, arrastrando los extremos cortados de los cordones umbilicales. Me apoye a un árbol y de cuclillas poco a poco, uno por uno las placentas cayeron. Me quede en esa posición por un rato más tratando de contraer mi vientre y pujar suavemente mientras de mi vagina salía sangre y líquido que encharcaba mis piernas. Oía aun a mis hijos llorar. Después de unos minutos de limpieza en el estanque me recosté junto a mis gemelos y los acomodé para que pudieran lactar a placer. Me dormí. Sato los olía y lamia sus espaldas todavía curioso por ...