El hotel - Relatos Eróticos

El hotel

Estábamos pagando un piso del que iba a ser nuestro nido de amor hasta que mi marido Jaime se quedó sin trabajo y lo teníamos suficiente con lo mío. 

Al final exploramos las posibilidades y vimos una oferta de trabajo que podía ser para los dos bien remunerada. 

Aquello requería dejar nuestro entorno pero a su vez se abría la posibilidad de también poder alquilar nuestro piso y así tener más con que pagarlo. 

Jaime tiene veinticinco años alto delgado guapillo, tirando a tímido aunque en nuestra vida privada le sacamos todo el jugo que podemos. 

Yo también soy guapilla buena altura y un cuerpo que tiene sus curvas con un buen par de pechos que es la delicia de muchas miradas junto con mi culo de nalgas redondas y como dice Jaime una profunda raja que hace más apetitoso mi culo. 

Llevábamos dos años casados y ahora yo tenía veintitres nos conocimos de jóvenes cuando yo aún era virgen por lo que la única queja que he conocido esta de Jaime. 

Decidimos presentarnos al hotel y la entrevista nos la realizó una mujer alrededor de los 50 se la veía seria estirada con un punto algo antipático después de conocernos las entrevistas los las realizaron por separado. 

Dos admitieron a los dos por lo consiguiente en quince días estábamos los dos ya instalados en el hotel. 

Durante el día no teníamos mucho tiempo para vernos Jaime y yo alguna mediada furtiva y hago un cruce en los pasillos yo me dedicaba a hacer las habitaciones y como jefa tenía a Margari que era la ...

... gobernanta de planta con la que había tenido la entrevista mientras Jaime se dedicaba a trabajos varios. 

Enseguida me di cuenta de que Margari para las demás era como un sargento y que había siempre gente nueva siendo yo en aquel momento la más joven con diferencia. 

La seriedad y el trato con aquella mujer era cuanto menos algo antipática y difícil de llevar durante todo el día. 

Aquello poco a poco se hizo la rutina pero también con la confianza me di cuenta de que Margari también tenía su lado más divertido y humano. 

Llevaba un mes y tuvimos una conversación en la que me dejó un poco sorprendida. 

Margari: mira Laura sí cuando vas a hacer la habitación entra sin llamar cuando hay hombres posiblemente sorprendas alguno de ellos en calzoncillos o incluso desnudo esto a los hombres les crea una situación de fantasía que puede resultarte buena para las propinas y eso unido a una vestimenta más atrevida y con tu juventud sin ninguna duda que agradecerás. Esto queda entre tú y yo y nadie más incluyendo a tu marido. 

Le di vueltas y estando juntas le pregunté a qué se refería lo de más atrevida la vestimenta cuando terminamos nuestra planta puede comprobar de qué se trataba me entregó un uniforme en el que entraba bien apretadas mis tetas y la faldita era unos centímetros más corta me veía más sexy y descocada. 

Cuando me vio Margari tuvo un gesto que me dejó completamente paralizada, pasó su mano por mi pecho. 

Margali: sí dejas libres ese par de mamas ...