El hotel - Relatos Eróticos

El hotel

... antes o mejor todavía pero no sé si puedo confiar en ti y que tú quieras alguna mejora. 

Yo permanecía con la cabeza agachada sin atreverme casi a mirarla sentí que se levantó de la cama y se acercó hacia mí y como una de sus manos desabrochó todos los botones de mi blusa. 

Mis pechos saltaron al exterior yo seguía inmóvil sin mirar a la cara cuando sentí su mano acariciar con la palma suavemente primero un pecho y luego ambos. Creo que de mis labios salió un pequeño suspiro o una exclamación. 

Margali: te gusta esta caricia. 

En aquel momento no sabía si lo que sentía era normal ya que sin ninguna duda mis pezones habían reaccionado y estaban tiesos y me sentía a gusto. 

Yo: creo que sí. 

Se puso tras de mí sintiendo como ahora su cuerpo pegado a mí me transmitía cierto calor mientras amasaba mis pechos con ambas manos y pellizcados simultáneamente mis pezones ahora sí que sentí realmente un escalofrío por todo el cuerpo y como de mi boca se escapaban pequeños gemidos casi silenciosos. 

Margari : quieres que siga. 


Yo imaginaba que la respuesta tenía que ser afirmativa ya que si me estaba tocando y me había hecho esa pregunta era por qué le gustaba hacerlo pero y a mi.....sentía que mis piernas me temblaban pero también comenzaba a sentir placer posiblemente estuviese mojando ya mis braguitas y mi vulva estuviese palpitando todo esto sin pensar en qué estaba en la habitación de mi encargada. 


Yo: sí claro continúa si quieres. 

Por un ...

... instante dejó de hacerlo yo seguía allí quieta sin levantar la cabeza segundos después vi como mi blusa abandonaba mi cuerpo para caer sobre la cama y segundos después la de Margari.

Volvió a pegar su cuerpo contra el mío ahora podía sentir la desnudez de su torso mientras seguía amasando mis pechos y me musitaba al oído suspiros que lo llegaba a entender pero sin ninguna duda su aliento me comenzaba a embriagar. 

Una de sus manos bajo hacia mi vientre sintiendo su caricia a la altura de mi ombligo y su dedo juguetear allí mismo. 

Margari: seguimos jugando te sientes a gusto. 

Yo: sí creo que sí. 

Margari: necesito oír de tu boca que quieres que siga porque si no padecerá que te estoy obligando. 

Para mí era una especie de pago por su silencio y en cierta medida era un abuso por parte de ella pero no voy a negar que también comenzaba a sentir placer. 

Yo: si Margari quiero que continúes tocándome. 

Creo que esta frase o por lo menos el final lo dije para que ella se sintiese realmente a gusto y con sus toqueteos. 

Estaba siendo forzada por mi encargada una situación que para mí era realmente distinta ya que hasta aquellos minutos antes había sido fiel a mi marido y a mi codicioso sexual que lo era que otra heterosexual. 

Sentía como Margari jugaba con él elástico de la falda y sus dedos buscaban el comienzo de mi braguita. 

Poco a poco desde atrás mi falda abandonó mi cintura para caer al suelo momento en el que Margari giro mi cuerpo para ponerlo ...