El hotel - Relatos Eróticos

El hotel

... todavía estarás mucho más apetecible. Ya ves igual que las mías. 

Mi gobernanta no es que tuviese la falda corta pero sí solía mostrar un escote generoso aunque sus pechos eran de menor tamaño que los míos. 

La hice caso y al día siguiente ya meneaba mi culito en aquel uniforme más cortito y mis pechos pedían a gritos salir de mi blusa. 

En el trabajo mientras las dos estábamos juntas había mejor feeling ahora y poco a poco la confianza fue el aumento una palmadita del culo, alguna mano acariciando mi pecho, o incluso pellizcándome ambos pezones para poder ver los tiesos todo esto en un cachondeo y alguna de risa, también tenía costumbre de levantar mi faldita y comprobar qué tipo de lencería llevaba esto casi lo hacía diario y a mí me resultaba un tanto divertido. 

Nuestras conversaciones o más bien sus interrogatorios sobre la relación con Jaime cada día eran más íntimos pero yo lo veía ningún problema ya que comenzaba a ver a Margari como una viga y compañera de trabajo. 

Un par de veces jugamos al juego de entrar en habitaciones de hombres solos y la sorpresa fue mayúscula ya que en una de las veces pude ver a un hombre completamente desnudo y su pene casi erecto. 

Después de pedir perdón el hombre sí que se quedó un poco pasmado saliendo a las dos de la habitación para irlos a reír a una zona más alejada. 

Todo iba bien hasta que un día de esos que no tenía bueno me tumbé en una de las habitaciones que había terminado de hacer quedándome dormida ...

... por completo cuando me desperté lo hice con un sobresalto al escuchar a Margari chillándome. 

Margali: pero qué coño haces aquí dormida te crees que se te paga para tumbarte en las camas de los clientes esto es una falta muy grave y posiblemente suspensión del suelo tendré que informar sobre esto y aquí en el móvil tengo la prueba de tu falta. 

Enseguida a mi teléfono llegó un vídeo y varias fotos en el que se me veía tumbada en aquella cama el vídeo y las fotos eran bastante elocuentes y se podía apreciar incluso mis braguitas tanto de cerca como de lejos siendo casi un reportaje erótico. 

Yo: por favor Margari no lo hagas necesitamos el trabajo necesitamos el dinero estamos en una situación bastante difícil para poder pagar nuestra hipoteca y este es el trabajo que necesitamos. 

Margari: me lo pensare ya hablaremos de momento esto queda entre tú y yo. 

No le comenté nada a mi marido ya que temía su genio y que no se enfadasemos ya que todavía no sabía lo que iba a pasar. 

Durante un par de días Margari volvió a su temperamento ingenio haciéndome las cosas otra vez más desagradables al tercer día tímidamente me atreví a dirigirle la palabra para preguntarle si me iba a perdonar. 

Margari: crees que mereces que te perdone. 

Yo: me gustaría que sí y que todo fuese como antes. 

Al terminar nuestro turno me llevó a su habitación se sentó sobre la cama mientras yo me quedé de pie ante ella. 

Margari: a mí también me gustaría que fuese las cosas como ...