1. Ahora somos amantes


    Fecha: 03/01/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Dulce Fuego, Fuente: CuentoRelatos

    ... coordinado con el masajista que atiende a tu marido, quiero decir, a tu amigo, y es importante que los dejemos listos para el vapor al mismo tiempo. Además estoy seguro de que te gustará el masaje en el otro lado de tus piernas, con todo respeto.
    
    Aunque habitualmente me depilo completamente, ese día había puesto especial cuidado al depilar totalmente mi coño, preparándome para mi fin de semana con el doctor H. y noté que Sergio observaba fijamente a esa parte de mi cuerpo mientras comenzaba a masajear mis muslos, desde la rodilla hasta mi pelvis.
    
    -¿Qué pasa, Sergio? ¿nunca te había tocado darle servicio a una clienta depilada?
    
    -Oh... Nnn.. No, perdón, ya sé que no es correcto, pero, ya que estamos en confianza, permíteme decirte que tu amigo es un tonto si no te hace su novia, nunca había visto a una mujer tan hermosa y menos, había tenido la fortuna de atenderla como masajista, con todo respeto.
    
    -Pues ya ves, así es la vida, querido amigo, nadie sabe lo que tiene... Oye, tenías razón, el masaje también está muy rico de este lado de mis piernas- El contacto de sus manos me seguía excitando, y si a eso le sumamos que para esa fecha, yo llevaba semanas sin tener sexo, y limitando mis masturbaciones a mi clítoris, porque tenía la romántica idea de reservarle el interior de mi vagina a H. pues, cuando las manos del masajista se acercaban a mi vagina, no pude evitar ponerme a mil de caliente y levantar levemente la cadera, ofreciéndole mi vulva a sus dedos, que ...
    ... discretamente la tocaron solo un par de veces. -¿puedo ponerme algo debajo de la cabeza? Quiero ver cómo lo haces, Sergio, si no te molesta- le pregunté y en seguida me alcanzó la toalla que me había quitado cuando entré a la sala de mesaje -Gracias, corazón, eres un amor- Y con la cabeza levantada, no solo vi a Sergio continuando el rico masaje, sino que también noté que algo se abultaba en la entrepierna de su holgado pantalón blanco. -Oye, no me puedo aguantar la curiosidad, Sergio. ¿Alguna vez has hecho que una clienta tenga un orgasmo con tu masaje? Lo pregunto porque eso que haces me está poniendo algo inquieta. No quiero decir que dejes de hacerlo, es solo una pregunta sin ninguna intención más que la de saber- Sergio se turbó un poco, pero me respondió -Una vez, hace muchos años, cuando esto de los masajes se puso de moda entre la gente rica, y yo apenas empezaba en el negocio, tenía una clienta que me pedía servicio a domicilio una vez a la semana, supongo que tenía un fetiche, porque siempre quería que le diera masaje en los senos y luego de un rato, se ponía toda roja de la cara y notaba cómo tocaba su vagina hasta tener un discreto orgasmo. Le gustaba tanto que, una vez lo hizo estando su marido presente, ve tú a saber qué otras perversiones tenían entre los dos, porque el tipo no dijo nada, aun cuando era claro lo que yo le estaba haciendo sentir a su mujer- y le respondí que no me sorprendía -¿te puedo pedir algo, Sergio? algo que quede entre nosotros. Quiero probar, ...
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