1. Ahora somos amantes


    Fecha: 03/01/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Dulce Fuego, Fuente: CuentoRelatos

    ... de mis entrañas. Luego, me bajé de encima suyo y me puse de pie al lado de la mesa, cuando le pedí que me ayudara a limpiarme, él aprovechó para meterme un dedo en el ano mientras lengüeteaba la entrada de mi coño con la experiencia de un hombre que ha vivido muchos años y sabe cómo darle placer oral a una mujer. Cuando yo estaba por venirme, el leve sonido de un cronómetro de cocina rompió el encanto. Y aunque le pedí que no parara, Sergio, muy apenado, abandonó su posición de rodillas debajo de mí y se apuró a encubrir todo lo que pudiera delatar que se había salido del estricto papel de masajista conmigo. -De verdad lo siento, Dulce. Quería que te vinieras tan rico como yo, pero es que si no...- Lo interrumpí poniéndole un dedo en los labios -Está bien, me gustó mucho de todas formas, si puedo, mañana regreso para que saldes tu deuda-
    
    Envuelta nuevamente en mi toalla, Sergio me condujo hasta un cuarto muy bonito con acabados de madera, que olía delicioso, me senté en la banca que había dentro y a los pocos segundos entró H. acompañado por su masajista, quien nos indicó que tendríamos una sesión de 15 minutos en el cuarto de vapor y que por razones de salud, nos pedía que no excediéramos ese tiempo -Y para su comodidad, esta es la válvula que regula la salida del vapor. Yo vendré a tocar la puerta cuando se haya agotado el tiempo. Bienvenidos y espero que lo disfruten- y salieron los masajistas del cuarto, cerrando la puerta, que H. aseguró por dentro.
    
    -¿Qué tal, ...
    ... Dulce? ¿te está gustando?
    
    -Más de lo que te imaginas, aunque te extrañé- Le dije descubriendo mi cuerpo desnudo y brilloso por estar aún cubierto de aceite y acercándome a donde H estaba sentado.
    
    -¿No entraste a la regadera? Todavía traes el aceite ¿por qué no usas la de aquí?-
    
    -No seas tonto, le pedí a mi masajista que me dejara entrar así y también le pedí la botella, mira- Le dije sacando el frasco de aceite de debajo de la banca.
    
    -Estás loca, Dulce, jaja, y me encantas- Me tomó por la cintura para acercame a él y besarme en la boca. Luego de darme un breve pero intenso beso, me miró con ojos tristes y continúo diciendo -¿Sabes algo? mientras me daban el masaje estuve pensando mucho
    
    -¡Bravo! Oye y ¿no te dolió?-
    
    -No, tonta, pienso mucho más frecuentemente que tú. Pero, ya en serio, es que no quiero que te alejes, pero tampoco quiero hacerle daño a mi esposa. De verdad no sé cómo hacer eso de separar mi amor por ella y lo que siento por ti.
    
    -¿Entonces?- Le dije comenzando a sentirme triste.
    
    -Entonces. No quiero que te sientas mal, pero, acabo de hablar con ella y me di cuenta que venir aquí fue un error- Tomó mi mano al ver que su respuesta en verdad me entristecía, lo que no ayudó casi en nada a mejorar mi ánimo
    
    -Entiendo perfectamente lo que quieres decir y...
    
    -Espera, no he terminado. Dulce, aprecio mucho que te hayas fijado en mí. Pero no quiero serle infiel a mi esposa, así que...
    
    -¡No digas pendejadas! "no quiero serle infiel a mi esposa", ...
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