Hija de poli
Fecha: 05/01/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... esta pendeja a comportarse?
-Estaría bueno. Creo que lo está pidiendo a gritos.
Inyectando los ojos en rabia miré alcompa, para rápidamente girarme hacia mi agresor y volver a amenazarle, avisándole que si se iban en ese momento, aún podían salir indemnes de la situación. Pero su respuesta me aterrorizó. No tenían nada que perder. Si podían huirían del país pues su propia banda los estaba buscando, pero no tenían muchas esperanzas de lograrlo, así que les importaba un carajo las consecuencias de sus actos. Y unamamacita tanbuenota como tu vestidita de uniforme no te cae del cielo cada día.
-Tengo dinero y material en aquella habitación –intervino Darío por primera vez señalando su despacho. -Llevároslo todo rápido y nadie sabrá que habéis venido. Pero no tiene porqué haber heridos.
Mi agresor ordenó al compañero que entrara con Darío en la habitación para recoger todo lo que pudiera mientras yo me encargo de lagüera. Me obligó a levantarme en un gesto profesional, clavándome las rodillas en los gemelos y tirando de mis antebrazos, lo que me hizo suponer que era o había sido policía en su país. Mientras los otros desaparecían en el camarote del botín, me empujó contra la mesa del comedor, boca abajo, sin dejar de encajonarme con su cuerpo.
-Ahora tú y yo vamos a conocernos un poco mejor,mamita –me suspiró al oído mientras su mano derecha asía mi pecho sobándolo. –Una lástima no tener más tiempo para saborearte como es debido, pues no hay nada que me guste más ...
... que ver a una arrogantegüerita como tú arrodillada comiéndome la verga. –La izquierda me sostenía la cola de caballo así que bajó la derecha por mi cintura, lamiéndome la oreja, hasta mi cinturón. Traté de revolverme, empujándolo, pero tiró fuerte de mi cabello volviendo a mostrarme la navaja que debía haberse guardado en un bolsillo. –Quieta potrilla. Podría lastimarte y sólo queremos pasar un rato agradable, ¿sí?
Cerré los ojos bajando ligeramente la cabeza, lo que interpretó como un asentimiento. Así me gustan las mujeres, obedientes, fue lo último que dijo antes de desabrocharme el cinturón y los pantalones haciéndolos bajar hasta medio muslo. Soltó mi melena aplastando mi cabeza contra la mesa mientras se bajaba el pantalón con la mano libre. Tiró de mi tanguita de puta hasta romperlo antes de apoyar ambas manos en mis caderas. Ahora sabrás lo que es la verga de un macho. La noté en la entrada de mi sexo, pero no atinó. Me pegó una fuerte nalgada ordenándomeparar lacola, lo que me obligó a dar un pequeño paso hacia atrás separándome de la mesa un palmo. Ahora sí, acertó en mi vagina e hizo presión, pero apenas entró un par de centímetros. Aunque mi cuerpo me lo pedía, me resistí a gritar. Tan sólo apreté los dientes esperando que acabara lo más rápidamente posible. Empujó de nuevo y entró, justo en el momento que los otros habitantes del piso reaparecían en el comedor.
El compañero jaleó, dale a la poli, dale, pero me bastó una mirada rápida a Darío para que ambos ...