Hija de poli
Fecha: 05/01/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... derecha, a continuación la izquierda, con saña, agresivamente. Me dejará los dedos marcados en ellas como siga así pero no me importa. Jadeo suplicante. Cuando me pellizca un pezón, gimo con fuerza liberando por fin parte de mi alma atormentada. Ya no me detengo, menos cuando la mano baja por mi estómago hasta chapotear en mi sexo. Un sonido gutural que debe haber provenido de la garganta de algún orco resuena en las paredes. No puede haber salido de la garganta de una joven y educada agente de policía.
Fóllame, pido cuando los dedos me abandonan de nuevo, méteme la polla, por favor. La respuesta de la mano que me sostiene del cabello es obligarme a ladear la cabeza hacia la izquierda, hacia el cuerpo de Darío. Huelo la polla al instante, a un palmo de mi cara, así que abro la boca famélica, anhelando carne que la alimente. En cuanto la noto en la barbilla la engullo, desesperada. Y entonces me doy cuenta, al instante.
No es la polla de Darío. Ni sabe igual, ni tiene el mismo grosor, ni parece tener la misma longitud. Me detengo, pero la mano que me tiene agarrada me la clava más adentro mientras su gemela me pellizca el pezón derecho. La voz de Darío me tranquiliza, ¿qué pasa perra, ya no quieres polla?, aunque la oiga a cierta distancia, detrás del hombre cuyo miembro estoy sintiendo. No puedo evitar gemir, jadear, boquear, mientras mis labios reanudan el trabajo y mi lengua descubre nuevos horizontes.
-¿Qué te parece la hija de poli? Es una buena zorra, ...
... ¿verdad?
Las palabras de mi celador me encienden más aún, gimo mamando con desespero aguantando una mamada violenta, agresiva. Afortunadamente no tiene una gran polla, pues si Darío me follara la boca a este ritmo, me desencajaría la mandíbula. Pero estoy tan excitada que todo me da igual. Incluso que el cerdo, que suspira profundamente pero no suelta ningún sonido más que delate su identidad, se corra en mi boca sin avisar en apenas un minuto. Me sujeta la cabeza con fuerza para que no escape, con las dos manos, y me ahoga con su simiente.
Cuando se retira boqueo buscando aire, pues por un momento he sentido asfixia. Pero mi mente sigue en modo monocorde. Fóllame, fóllame ya, me repite incansable.
Ha soltado mi cabeza, ha tirado de mis caderas para estirar mi cuerpo de modo que mi espalda quede tumbada y mis brazos estirados, en diagonal, pues los barrotes del cabezal de la cama no llegan hasta el colchón. Me ha abierto las piernas, se ha metido entre ellas, ha sacado el vibrador de mi sexo y me ha ensartado. De un solo golpe, dejando caer todo su peso, que es bastante, sobre mí.
Noto su aliento ácido en mi cara, su lengua sucia babeándome el cuello, sus fuertes manos agarrándome del culo y de las tetas sin ninguna delicadeza, su ancha barriga obligándome a abrir las caderas hasta límites desconocidos. Noto, por fin, una polla follándome. Sí, fóllame, fóllame. Lo verbalizo, lo digo en voz alta pues no puedo evitarlo. No sé quién es ni me importa. Tiene polla y me está ...