1. Dos policías venezola


    Fecha: 12/01/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... había enmudecido.
    
    -No, Rodrigo; deja que se la meta yo primero–dijo Mario-, que tu pinga no podrá aguantarla al principio. Ven Leo, ¿no quieres mi amor?
    
    Leo negó con la cabeza, aunque no con demasiada energía.
    
    -Por lo menos, ven a que te devuelva el favor. Ponte aquí.
    
    Señaló el espacio entre sus piernas.
    
    Como un autómata, Leo se dispuso a obedecer. Todo el tiempo que llevaba en Venezuela había evitado las tentaciones y no recurrió jamás a los servicios de un escort; se consideraba demasiado joven y lo suficientemente atractivo como para no necesitarlo.
    
    Le habían hablado de la sensualidad desinhibida de los venezolanos, característica que ya había confirmado con estupor. En un par de ocasiones, estando en locales públicos, contempló con ternura los achuchones y besos de una pareja joven; en los dos casos, notó que los hombres le hacían señas disimuladas a espaldas de ellas. Las dos veces, necesitó ir al urinario, y en ambas se encontró con que el hombre en cuestión entraba en seguida tras él; en las dos ocasiones se colocaron en el orinal contiguo, exhibiendo con descaro sus miembros endurecidos, pero nunca llegó Leo a observar más que de reojo. Aunque los dos le miraron clara e incitadoramente, ninguno habló, pero en ambas ocasiones quedó claro que querían seducirlo, esperando que él tomara la iniciativa, cosa que nunca sucedió.
    
    Por consiguiente, todavía no había probado la pregonada sensualidad, cosa que tampoco creía que llegase a desear. Ahora, ...
    ... Mario acompañó la indicación con un tirón de su brazo derecho, forzándolo a situarse en el lugar indicado.
    
    En seguida, el policía engulló su pene, pillando a Leo por sorpresa aunque debía haberlo visto venir. Rodrigo adelantó las manos entre los costados de su hermano, y acarició el pecho y el vientre de Leo con gran conocimiento.
    
    Leo sintió la erección de su abstinencia de varios meses como si fuese un efecto desconocido. Se trataba de la erección más poderosa que recordaba de los años recientes, como si hubiera vuelto a la adolescencia. La sabiduría de Mario no podía haberla previsto; jamás habría esperado que esa boca y esa lengua fuesen tan placenteras. Y tampoco la experiencia de Rodrigo. Como si hubiera estudiado anatomía de manera rigurosa, pulsaba todos los resortes de su pecho y hombros que él conocía, y muchos que no conocía.
    
    Visto desde arriba, el miembro dc Mario parecía a punto de reventar; no imaginaba que nadie que estuviera siendo penetrado por algo tan grande pudiera mantener una erección tan vigorosa. Tenía que estar muy acostumbrado; probablemente, los gemelos llevaban haciéndolo desde la adolescencia o antes. No observaba en Mario el menor gesto de dolor o molestia por la voluminosa herramienta de su hermano, que enhiesta debía de ser tremenda. Todo lo contrario; exclamaba expresiones de agradecimiento a Rodrigo, y la caricia que ahora Leo recibía de él era muy entusiasta, como si quisiera demostrarle innecesariamente su gratitud. Murmuraba sin ...
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