Memorias de un solterón (2)
Fecha: 12/08/2017,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... a mí, abrazada por mí, y que fuera lo que Dios quisiera que fuese
– ¿Qué qué estábamos haciendo, dices?... Pues lo que los dos deseamos hacer… Amarnos como lo que somos, hombre y mujer enamorados, Porque así es, Carmen, Carmelilla mía; así es… Nos amamos los dos…nos deseamos los dos, y por eso además, sola y únicamente, por eso, porque nos amamos… Sí Carmen, te amo…y te deseo… Pero no te equivoques, que no es para un rato, ni para unos días, ni siquiera para algún año, sino para todo el resto de mi vida…de nuestras vidas… Deseo, cada día, cada noche, hasta la última en que en mí aliente la vida, dormirme entre tus brazos y despertar cada mañana abrazado a ti, con tus besos, tus caricias de mujer enamorada… Porque sé, estoy seguro, que tú sientes por mí lo mismo que yo por ti; que si yo te quiero y deseo como el hombre enamorado que soy, también tú me amas, me deseas, cual la mujer enamorada que eres… Y no te equivoques, pensando que esto no es así; piensa, busca en el fondo de tu alma, en lo más profundo de tu ser de mujer, y verás que es así; justo, como yo te lo estoy diciendo… No eches a perder nuestras vidas, nuestra dicha futura, por incorrectas consideraciones… No te engañes a ti misma, queriendo ignorar, negarte, esta diáfana realidad que vivimos
Carmen, mi Carmela, mi Carmelilla, abrió los ojos como platos, como alucinada, por mis palabras, sin llegar, todavía, a creérselas, pero su resistencia a mi abrazo, había cesado por completo, en tanto me miraba, fija, ...
... insistentemente, sin pestañear…
– ¡Dios mío, Dios Santo! Pero…pero… Pero, ¿qué dices?... Que…que…que me quieres, que me amas, como un hombre ama a una mujer… ¡Si no puede ser!... Si…si…si apenas nos hemos tratado… ¡Si no es posible, Antonio; si no es posible, que en tan poco tiempo, unas semanas…puede que algún mes!…
– Sí, Carmen; eso mismo me digo, me decía yo, que no es posible… Pero, resulta, que sí lo es; que te quiero, te amo, con toda mi alma, con todo mi ser… Que ya, sin ti, ni sé qué sería de mí, pues, ahora, y desde hace tiempo, desde que te conocí, que te vi por primer vez, te metiste dentro de mí, muy, muy dentro de mí; te apoderaste de mí, y sin remedio… No sabes, nunca te lo he dicho, lo que para mí fueron aquellos días que estuviste ausente, cuando nació tu nieto… El mundo entero se me vino encima…Anduve como perro sin amo, sin ilusiones, con el mismísimo infierno, la muerte misma en el alma… Te llegué a odiar, creyendo que te habías reído de mí… …
Ella, Carmen, “mi” Carmen, “mi” Carmela, guardó silencio unos momentos, con la mirada fija en el suelo, sin moverse, aguantando, impertérrita, mi abrazo, pensativa, sumida en sus pensamientos, hasta que tuvo la reacción más inesperada para mí, pues, sin mediar palabra, me echó los brazos al cuello y me arreó el beso más intenso que en mi vida me habían dado… ¡Dios, y qué pasión, qué ardor, qué fogosidad la suya… Me comía, me devoraba… ¡Qué manera de rebañarme, bien rebañada, mi boca con su lengua, ávida de mí, ...