Memorias de un solterón (2)
Fecha: 12/08/2017,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... cual hembra en celo subido… Al fin me liberó de su boca, de su lengua, de su afán de amor, para, mirándome enternecida, con esa mirada suya, tan intensa, tan apasionada, envolviéndome todo mi yo en esa sima insondable de sus ojos, me dijo
– Sí, amor; tienes razón; yo también te quiero… ¡Hay Señor, que más que quererte es adoración hacia ti lo que siento! Y sí, no quería aceptarlo… ¿Cómo pasó? Pues tampoco yo lo sé, pero pasó, ocurrió… Sólo, que creo que yo fui consciente de ello, hasta antes, que tú, pero seguí empecinada en negarlo, en no querer aceptarlo… ¿Sabes? Tampoco yo te lo he dicho nunca, me daba vergüenza que lo supieras… Pero, esos mismos días que estuve ausente, cuando nació mi nieto, también para mí fueron horrendo… Te echaba terriblemente de menos...y me comían los celos. Cada noche, al acostarme, pensaba qué harías, dónde estarías…con quién andarías… ¡Dios de mi vida, estaba celosa, terriblemente celosa, pensando que anduvieras con otra chica, con otra mujer… ¡Señor, Señor, estaba celosa de lo que pudieras estar haciendo, con quién estarías haciendo lo que fuera que hicieras, que hicierais… Y el peso que se me quito de encima cuando, al cabo de esos funestos días, te vi venir, de nuevo, hacia mí, sonriéndome, como siempre, y tan deferente, tan cariñoso y servicial conmigo como, desde que te conozco, has sido..eres… De verdad, Antonio; ¡vi el cielo abierto!...
– Entonces…entonces… ¿Qué me dices?... ¿Qué hacemos?
– ¡Pues qué vamos a hacer, más que lo ...
... que los dos deseamos que ocurra!
– ¿Volvemos, pues a casa?... A la tuya o a la mía… Lo que tú prefieras…donde tú elijas…
– ¿Y, por qué irnos ahora, si aquí mismo, al ladito, tenemos un hotel?... ¿Por qué no nos metemos, ya mismo, en una habitación, en la cama, y nos amamos hasta que ya no podamos más, hasta que los dos desfallezcamos?... Y, mañana, pues que salga el sol por Antequera(2), si así debe de ser …
Y así hicimos; juntitos, de la mano los dos, más volando que deprisa, abandonamos el local, en favor de una habitación en el hotel, más-menos, anejo. Esa fue nuestra verdadera Noche de Bodas, nuestra Noche Nupcial, en la que conocí, lo que es, en verdad, el amor de una mujer enamorada, entregada, en cuerpo y alma, sin reservas, al ser amado… Y eso que la noche comenzó un tanto a lo de “ramal y media manta”, pues cuando, al fin, nos vimos solos en el cuarto, los dos frente a frente, junto a esa cama que ejercía sobre nosotros algo así como casi morbosa fascinación… Y entonces, cuando, por fin me acerqué a ella en la, digamos, hora de la verdad, dispuesto a desnudarla, un temblor casi irrefrenable se apoderó de toda ella, sacudiendo todo su cuerpo cual hoja azotada por el viento…
Sí; mi Carmen, mi Camela, temblaba de puros, puritos nervios; talmente, parecía una novia primeriza de cuando la Mari Castaña, cuando, aún, las mujeres tenían una verdadera “Noche de Bodas”, en la que, por vez primera, la mujer conocía las mieles del amor, dispensadas por un novio que ya ...