1. CALL-BOY


    Fecha: 29/01/2019, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... pasó a ser la proxeneta con mejores relaciones entre la clase pudiente madrileña.
    
    Cuando la conocí era una elegantísima mujer, sobrada de quilos pero aún atractiva. Mandaba mucho y se le notaba en el trato, aunque conmigo siempre estuvo correcta, dejando las cosas muy claras, y con una mutua relación de respeto personal y cierto aprecio. Venía a mi piso una vez al mes luciendo bonita y excitante ropa interior que compraba en París y Londres (y con la que intentaba disimular que su cuerpo se estaba ajando), se metía un par de tiritos de coca y se echaba encima de mí como un pulpo, pidiéndome de todo y repitiendo dos y tres veces. Pelo largo (peinado cada vez de una manera distinta) teñido de rubio oscuro con mechas más claras, ojos verdes, boca redondeada con labios gruesos, cuello largo y estilizado, unos hombros redondos muy bonitos de los que enseguida cuelgan dos tetas grandes ya algo caídas (con el sujetador tiene un canalillo maravilloso) con largos pezones color avellana (es uno de sus rasgos principales: tiene la piel de un precioso color tostado natural, no por tomar el sol). Le sobran algunos quilos en el estómago y la redondeada tripa (su ombligo parece un ojo, grande, achinado, muy bonito) esconde más abajo el sexo casi siempre totalmente depilado y unos muslos y piernas verdaderamente increíbles. El culo, aunque se nota un poco de grasa y de piel de naranja, es aún bastante duro, alto y excitante. Esta mujer ha tenido que ser un pibón tremendo, un bellezón de ...
    ... época.
    
    De vez en cuando V. viene especialmente cachonda (también pasada de rayas de polvo blanco) y entonces me pide que la castigue con dureza antes de follar. Desnuda, se tumba bocabajo sobre mis rodillas y azoto su culo con fuerza, primero con las manos (lentamente, espaciando los golpes para que los sienta uno por uno) y después con una estrecha pala de suave madera que deja una marca rojiza de cada uno de los azotes. Es la primera mujer que me pide pinzas metálicas que aprieten sus pezones y se complace en que le ponga un collar de perro (de cuero tachonado de chinchetas metálicas) en el cuello para que la pasee por el suelo del piso a cuatro patas tirando de una cadena, mientras sigo dándole azotes y llamándole perra. Después, follando, se corre dando unos gritos tremendos.
    
    Dejé de tratar con V. cuando una noche en la que probablemente iba demasiado puesta de coca y alcohol estrelló su automóvil a gran velocidad en la carretera de La Coruña. Salvó la vida de milagro pero quedó con serias limitaciones de movilidad y con su bonito rostro desfigurado. La visité en su casa, lo agradeció, me dio un cariñoso beso y me pidió que no volviera porque no aguantaba que la vieran en el estado físico en que estaba.
    
    M.J. es una exhibicionista de cuidado. Lo que le gusta y excita es la posibilidad de que la descubran follando en un portal, en su coche, en la terraza, en la calle, en los servicios de un concurrido bar. No puedo decirle no porque me paga una pasta gansa cada vez ...
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