1. Ella sabe todo de mi (Parte 2)


    Fecha: 30/01/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Solo tengo una condición. Que te duches conmigo.
    
    Mi cara de sorpresa fue imposible de disimular. Y por unos segundos nos quedamos mirándonos fijamente hasta que Elia se echó a reí a carcajadas.
    
    - Era solo una broma Leia. Te has puesto casi tan roja como los tomates que hemos cocinado esta noche – Se acercó a mí, me rozó el cuello con suavidad y volvió a sonreír – Tranquila, dulce princesa, puedes tomar tu baño, yo estaré cambiándome a mi pijama en tu habitación.
    
    Eso de “dulce princesa” no era nuevo en ella. Me llamaba así desde que supo mi nombre, que era como el de la Princesa Leia de Star Wars, (mis padres siempre fueron bastante fanáticos de la saga), y el “dulce” era porque según ella yo era como miel que se derramaba. Nunca entendí a qué se refería, pero a parte de mi ternura evidente, ella quería decir algo más.
    
    Me dispuse entonces a entrar a mi baño, el cual quedaba dentro de mi habitación separada por una puerta. Elia entró también a la habitación y se sentó en mi cama. Yo cerré la puerta del baño y noté que ella se dispuso a poner algo de música en mi equipo de sonido. Soy algo anticuada, y sigo comprando CDs de mis bandas favoritas. Justo allí ya estaba puesto el álbum de Arctic Monkeys, AM, que tiene las canciones más sensuales en esta vida y que siempre uso cuando me voy a dar placer a mí misma. Como esa semana yo había estado especialmente activa, el CD seguía en el reproductor, así que Elia lo puso a andar. Desde el baño la música se oía a lo ...
    ... lejos.
    
    Cuando me dispuse a quitarme la ropa, me di cuenta de que mi tanga blanca estaba empapada de mis fluidos. De alguna manera sonreí, había sido muy satisfactorio. Me metí a la ducha y abrí el agua caliente, me gusta el agua que casi quema la piel. No pude evitar pasar un dedo por mi clítoris y sentir que me recorrían mil sensaciones por todo el cuerpo. No podía creer que me fuera a masturbar con Elia al otro lado de la puerta. Pero no me importó, me entregué al placer de mis manos masajeando mi coño mientras el agua hirviendo recorría todo mi cuerpo. Gemí un poco y esperé que ella no me hubiera escuchado.
    
    Al cerrar la llave, me di cuenta de que no había toallas en el baño. Mi madre debió haber recogido todo para la ropa sucia. Tenía entonces una encrucijada; salir del baño con la misma ropa puesta estando aún húmeda, o salir completamente desnuda. Mi carne deseaba que tomara la segunda opción, pero yo no era así de atrevida.
    
    Así que me dispuse a ponerme mis bragas, mi brassier y el mismo vestido blanco con estampado de flores de cerezo, aun chorreando un poco de agua. Abrí la puerta del baño, y salió el vapor reprimido. Pude ver a Elia sentada en mi cama. La música de Arctic Monkeys seguía sonando en el fondo.
    
    Elia estaba sentada al borde de la cama, de nuevo con las piernas cruzadas, pero esta vez no tenía su blusa. En cambio, se veía un diminuto sostén rojo de encaje conteniendo sus firmes senos. No pude evitar mojarme de nuevo con ese paisaje ante mis ojos. Sentí ...
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