Mi sobrino me manosea mientras mi novio duerme
Fecha: 08/09/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Princesa cruel, Fuente: TodoRelatos
... pensaba—. No me contó ningún secreto. Pero digamos que fue lo suficientemente clara al decirme que vos eras igual que ella.
—Era —recalqué, frunciendo el ceño.
Él se encogió de hombros, como si nada.
—Viste que me dijiste que tengo que evitar mirarte el culo… Bueno, el tema es que es muy difícil, porque con ese orto hermoso que tenés, es casi imposible no mirarte.
—Cortala —repetí, endureciendo la voz—. Lo voy a dejar pasar solo porque estás borracho.
Me molestó de verdad lo que dijo. No es que me estuviera contando ninguna novedad, pero, que me lo soltara así, mientras yo me preocupaba por curarlo, y mientras su tío estaba durmiendo, me irritaba.
Pero él ya lo había dejado claro. “No tengo nada que perder”, había repetido varias veces. Supuse que por eso se andaba agarrando a piñas con cualquiera. Por eso no se reprimía al confesarle a su tía las ganas que tenía de cogérsela. Su tristeza por haberse quedado sin nadie en el mundo debían hacerlo actuar como si no le importaran las consecuencias.
—Lo que te quiero decir —continuó, ignorando mi tono— es que, así como vos te das cuenta de cómo te miro, yo me doy cuenta de cómo me mirás.
—No digas pavadas —repliqué, cruzándome de brazos, intentando parecer fría.
—No son pavadas, tía —dijo—. Hagamos una cosa… Si no estás mojada, te doy la razón y nunca intento hacer nada con vos.
—¿Mojada? ¿Estás loco? —le solté.
Me aparté un paso, buscando espacio para respirar. Estaba asustada y excitada, y eso me ...
... hacía enojarme conmigo misma.
Entonces, él se puso de pie lentamente. La toalla, floja, se deslizó por su cadera y cayó al piso, dejándolo completamente desnudo.
Tenía la verga parada, cosa que no me sorprendió.
Apuntaba para arriba, como una lanza, dura, marcada, grotescamente grande. Era una cosa descomunal. Gorda, venosa, tensa como un fierro recién forjado. Me quedé helada. Era como si un animal salvaje hubiese aparecido en la habitación, algo que me paralizaba y me excitaba al mismo tiempo.
Me sentí amenazada, como si con esa poderosa verga pudiera someterme a su antojo, sin poder hacer nada al respecto.
Sentí el calor entre las piernas. Enzo tenía razón, o al menos ahora sí la tenia. La tanga se había empapado por mis flujos. Una reacción casi inmediata al ver la violenta desnudez de ese adolescente escultural.
Retrocedí un paso más, pero sentí la pared fría en mi espalda. Estaba acorralada.
—Cortala —le dije, pero ni yo misma me creía la firmeza que trataba de transmitir en mi voz.
Y él no la cortó. Al contrario, dio un paso más, reduciendo la distancia entre los dos a un punto en el que podía sentir su calor.
La verga monstruosa quedó a solo unos centímetros de mí. Por suerte no llegó a rozarme, pero su cercanía me resultaba tan agresiva como una caricia directa.
En cambio, hizo algo que me dejó sin palabras.
Bajó una de esas manos enormes, con dedos largos, ásperos, hasta mi pierna.
Primero me tocó con suavidad, apenas un roce que ...