Desbordada: Confesiones de una sesentona indomable
Fecha: 13/09/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Lucas 2304, Fuente: TodoRelatos
... de mis pies, ladrando con ese tono agudo que retumba en toda la casa como si fuera un perro diez veces su tamaño. El pobre está desesperado.
—Ya voy, ya voy —le susurro, mientras miro el reloj de pared—. «Si Nelo sigue así, despertará a Quique y tendré que soportar sus gruñidos matutinos», este pensamiento me agobia.
Ni siquiera pienso en la ropa interior. Demasiada prisa. Demasiado calor. Agarro el primer vestido veraniego que encuentro en el armario. Me lo pongo a toda velocidad. Nelo no deja de ladrar. Sus uñitas repiquetean nerviosas en el suelo. Tengo que sacarlo ya.
Salgo disparada con Nelo tirando de la correa. El paseo matutino con Nelo es mi pequeña revolución diaria. El mundo pertenece a quienes madrugan, y yo he decidido reclamarlo para mí. Valencia despierta perezosa, estirándose bajo el sol que ya promete un día abrasador.
—Vamos, pequeño tirano —le digo al caniche, que tira de la correa como si cada árbol guardara secretos trascendentales.
Al doblar la esquina la horchatería de la esquina me llama. Entro. El aire acondicionado me golpea la piel como una bendición. Vicenteta está sola tras el mostrador, en las mesas solo una pareja desayunadno. Las cucharillas tintinean suavemente en sus recipientes metálicos.
—Bon dia, Pepa! La señora más madrugadora del barrio —me saluda con esa familiaridad mediterránea que no entiende de formalidades.
—Bon dia, Vicenteta! Dame un polo de limón.
Vicenteta sonríe mientras saca el polo del ...
... congelador.
—Para refrescarse por dentro, ¿eh, Pepa? Este verano nos va a derretir a todos. —Me mira de arriba abajo con complicidad y añade en voz baja—: Aunque veo que ya has encontrado manera de ir fresquita... Sin ataduras, como debe ser con este calor.
Me ruborizo al darme cuenta de que mi falta de ropa interior es evidente para su ojo experto. Pero en vez de avergonzarme, respondo con un desparpajo que me sorprende a mí misma:
—¿Sabes qué, Vicenteta? A nuestra edad hay que dejar que corra el aire. Las bragas son como los prejuicios: cuantos menos, más libre te sientes.
Ambas reímos con esa complicidad que solo existe entre mujeres que han visto suficiente vida como para no escandalizarse por nimiedades.
Salgo lamiendo el helado, disfrutando de cada sensación como si fuera nueva. Nelo tira de la correa, ansioso por continuar la aventura matutina.
Al acercarme al portal, levanto instintivamente la mirada hacia nuestro balcón. Allí está Quique, fumando en camiseta interior y calzoncillos. Cuarenta y tres años de matrimonio condensados en esa imagen: un hombre que ha abandonado cualquier intento de seducción, que da por sentado que seguiré ahí, testigo mudo de su decadencia.
Lo observo y siento una extraña mezcla de ternura y resignación. Hubo un tiempo en que este hombre ocupaba cada rincón de mis pensamientos. Ahora apenas ocupa espacio en mi presente.
Alzo la mano para saludarlo, pero él está absorto en la contemplación del vacío, dejando caer ceniza como quien ...