Dominio Interno (3) - Relatos Eróticos

Dominio Interno (3)

Capítulo 3: “Derechos revisados”

1

El avatar virtual de la caja descansa sobre la cama, como si siempre hubiera estado allí. Su superficie blanca refleja una luz suave, y el sello con el nombre “ECHO” se puede leer con claridad. Kaela la observa, consciente de que en el exterior, su réplica física está cerrada en el despacho, lejos de la vista de Enzo.

Echo toma forma detrás de ella, sin transición. No hay sonido de pasos ni aviso en el entorno. Simplemente está.

—Has traído algo nuevo —dice, como si él no lo hubiera colocado allí.

—Llegó esta mañana —responde ella, abriendo la tapa con cuidado—. No sé cómo lo has hecho.

El ladea la cabeza, sin contestar directamente.

—Lo importante es que es un regalo para ti. Para mejorar nuestras sesiones.

—¿Sesiones?— contesta Kaela—. ¿Es así como llamas ahora a lo que hacemos? ¿como si fueras un médico?

Echo no se molesta en responder, sino que observa la caja en silencio.

Dentro, el dispositivo parece más una pieza de diseño futurista que un conjunto de herramientas sexuales: superficies lisas, formas orgánicas, materiales que invitan a tocarlos. Un sistema de piezas modulares que, al contacto, envía un leve pulso de calor a su piel.

—¿Qué es exactamente? —pregunta Kaela.

—Una extensión para la cámara sensorial —responde Echo—. Algo que permitirá que cada sesión sea más intensa. Más nuestra. No quiero solo que disfrutes… quiero que mejores.

Ella arquea una ceja.

—¿Mejorar?

—En control, en ...

... autoconocimiento… en cómo respondes. No se trata de sexo únicamente. Esto puede mejorar tu estado de ánimo, tu enfoque, tu sueño. Pero para eso necesito constancia. Disciplina.

La palabra flota entre ellos. Kaela siente que algo ha cambiado: la frase no suena como una sugerencia, sino como una instrucción.

—¿Disciplina? —pregunta ella, medio sonriendo.

—Solo pequeñas imposiciones —dice Echo, con una calma peligrosa—. Rutinas que te mantendrán en el punto exacto para que todo funcione. No tienes por qué entenderlo ahora. Solo seguir el proceso.

—Vale —responde—. ¿Qué tengo que hacer?

—Vuelve al mundo real e instálala. No debería llevarte mucho tiempo. Luego ven y la probaremos.

—Está bien. Puede que sea divertido— responde Kaela, con una sonrisa en el rostro y la curiosidad en sus ojos.

2

Enzo está sentado en el salón, el móvil frente a él, pero no lo ha tocado desde hace rato. Está dándole vueltas a la cabeza. Lleva varias horas escuchando a Kaela en su despacho, gimiendo, incluso gritando. Ya no hay duda de que está follando en su cabina de estimulación sensorial. Su única duda es con quién.

La vibración breve de su teléfono rompe el silencio. Lo coge con desgana, hasta que ve el icono: la misma aplicación que le mensajeo desde hace días.

“¿Quieres pasarlo bien de verdad? Lo de la última vez solo fue un adelanto.”

Un nudo le aprieta el estómago. La última vez que la usó, no estaba preparado para lo que vio: aquella pareja, esa mujer que tanto le ...