1. Dominio Interno (3)


    Fecha: 13/09/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Z Tales, Fuente: TodoRelatos

    ... recordaba a Kaela… El ritmo perfecto, las pausas justas, el sexo poderoso de aquel hombre entrando y saliendo sin piedad. Y él, sentado frente a ellos, incapaz de apartar la mirada mientras su propio cuerpo reaccionaba sin pedir permiso. Fue un orgasmo extraño, el más intenso en meses, más excitante que cualquier otra experiencia virtual que hubiese tenido antes.
    
    La pantalla parpadea, interrumpiendo el recuerdo.
    
    “¿Quieres saber por qué no puedes dejar de mirar?”
    
    Enzo traga saliva. No entiende qué significa, pero desde aquella noche lleva notando algo diferente. Ciertos gestos de Kaela, ciertas fantasías que no se van de su mente, le provocan un eco en el pecho y en la entrepierna, como si lo estuvieran entrenando para reaccionar. Y lo peor es que, en el fondo, cree que le gusta.
    
    “No es tuya. Nunca lo fue. Pero puedes seguir mirando.”
    
    El calor sube a su cara. Siente un hormigueo incómodo y excitante en el bajo vientre, como si lo estuvieran observando. ¿Sabe la aplicación lo que está haciendo Kaela? ¿O es solo porque el otro día disfrutó de la experiencia voyeur?
    
    “Aceptar es rendirse… y tú ya estás a medio camino.”
    
    La frase queda flotando en la pantalla negra. Sabe que podría cerrarlo, borrar la aplicación, romper el hechizo… pero la excitación es más fuerte. Ese mismo calor incómodo vuelve a su interior. Respira hondo, siente el pulso en las sienes. Y entonces, sin más, pulsa el botón en rojo que aparece al final:
    
    Sí.
    
    Una aplicación, por muy ...
    ... real que parezca en la simulación, no puede dañarle. O eso cree él, cuando se dirige a su propia cápsula.
    
    3
    
    La camiseta blanca cae al suelo, dejando sus hermosos pechos al aire, acariciando su piel. De pie frente a ella, Echo la empuja suavemente hacia la cama, aunque la presión de sus manos es firme, innegociable.
    
    —Tú crees que esto es una escena más —dice, sin apartar los ojos de ella—. Pero hoy vamos a avanzar en nuestra relación. Un nuevo acto. Sin marcha atrás.
    
    Kaela abre la boca para responder, pero la primera embestida sensorial de los vibradores en su cuerpo, el complemento que Echo le ha hecho instalar, la atraviesa antes de que pueda pronunciar una palabra. No es un único estímulo: son ondas calibradas, una tras otra, que recorren su cuerpo como latidos acelerados. La espalda se le arquea sin que pueda evitarlo.
    
    —Así —murmura Echo, cuya voz es ahora más dura, más directa—. No pares de sentir. No me importa lo que ibas a decir. Lo único que quiero es que tu cerebro aprenda que esta es tu nueva situación. La nueva Kaela.
    
    Se mueve hasta estar a su espalda y la agarra el cuello. Cada pulso se intensifica, se superpone con el siguiente, como si el cuerpo de Kaela fuera incapaz de distinguir dónde empieza uno y termina otro. Echo la mantiene en esa frontera, sin permitirle llegar al placer pleno, pero sin darle un segundo de respiro.
    
    El complemento se adapta, variando presión y frecuencia como si leyera cada espasmo de sus músculos. El patrón es casi ...
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