1. ¡La Concha de mi Hermana! [09]


    Fecha: 17/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Nokomi, Fuente: TodoRelatos

    ... primero que pensaste cuando Stella entró con el papelito? —pregunté, sin despegar la vista del televisor, donde alguien tatuaba un muffin en una espalda sudada.
    
    Katia tardó en responder. Lo cual, en ella, ya era raro.
    
    —Que me estaban despidiendo. —Hizo una pausa—. O que era una multa. Una citación judicial. Algo grave.
    
    —Y sin embargo te lo quedaste.
    
    —¿Qué querías que hiciera? Me lo dio como si me estuviera pasando una receta de su abuela. No podía decirle que no.
    
    Recordé su cara en ese momento. Los ojos bien abiertos. El cuerpo tenso. Un segundo de parálisis que solo yo noté. Porque claro, todos los demás estaban demasiado ocupados fingiendo normalidad.
    
    —Te quedaste dura —dije—. Como si se te hubiera reiniciado el sistema.
    
    —Es que se me reinició el cerebro, boludo. ¡¿Qué esperabas?! ¿Que recibiera eso con una reverencia?
    
    Me reí, bajito.
    
    —Stella te lo dio como si fuera una encomienda confidencial del Servicio Secreto —dije, finalmente—. Le faltó decir “cuidalo bien”.
    
    —Yo creo que le molestó que no fuera para ella —agregó Katia, bajando el tono.
    
    No supe qué responder. Pero asentí. Porque puede ser. Con Stella nunca se sabe.
    
    Y la tele seguía ahí, haciendo ruido, mientras una manga pastelera colapsaba frente a un jurado implacable.
    
    * * *
    
    Stella volvió. Como si el universo la hubiera mandado justo a tiempo para arruinarle el final a una mala película.
    
    —Katia —anunció, agitando un papelito entre los dedos—. La auditora te dejó ...
    ... esto.
    
    Katia parpadeó, todavía acomodándose la camisa improvisada con el clip asesino.
    
    —¿Eh?
    
    Stella sonrió como quien entrega el resultado de un análisis comprometedor.
    
    —Creo que se fue bastante conforme con tus… atributos.
    
    Se tomó una pausa innecesaria, teatral.
    
    —Tus tetas, Katia. Estoy hablando de tus tetas.
    
    Katia soltó una carcajada, aguda y sincera, como si le hubieran contado un chiste en código.}
    
    Yo no me moví. No pestañeé. No respiré. Me sentí como una planta de decoración testigo de un crimen.
    
    La tarjeta tenía el nombre de la auditora escrito con letra impecable. Y el número. Y corazones. Pequeños, prolijos, rosados. Corazones.
    
    Katia me miró, todavía riéndose.
    
    —¿Ves? Al final no fue tan grave.
    
    Yo no respondí. Ni asentí. Solo pensé que lo más grave ni siquiera había empezado. Hay días en los que uno siente que está de más en su propia vida.
    
    Y Stella… Stella simplemente se fue. Pero no caminó como quien deja una escena triunfante. Caminó como quien intenta que no se le note el temblor en la mandíbula. Sonreía, sí, pero era esa clase de sonrisa tensa que uno usa cuando tiene que fingir que todo está bajo control y no lo está. Como si por dentro hiciera fuerza para no gritarle al mundo que cometió un error. Otro más. Y esta vez, con corazones incluidos.
    
    * * *
    
    —¿Qué sentiste cuando la viste volver? —preguntó Katia, de golpe, mientras en la pantalla alguien intentaba modelar un bizcochuelo con forma de dragón.
    
    —¿Cuándo? —pregunté, aunque ...
«12...567...18»