El desafío - Relatos Eróticos

El desafío

... no voy a caer. Dice él. Tú serás quién pagará ese viaje.

-Vaya, vaya, alguien ya está hablando en colombiano.

-Por supuesto. Dijo él. Venga, vamos a ver qué actividad viene ahora. Umm solo queda una en el sombrero: Cantar y bailar. Vale, yo empiezo.

Antonio cantó la que consideraba la canción de amor más bonita de la historia, la primera que le había dedicado a María:

And all the roads we have to walk are winding

And all the lights that lead us there are blinding

There are many things that I would like to say to you

But I don't know how

Because maybe

You're gonna be the one that saves me

And after all

You're my wonderwall…

A veces antes de hacer el amor, Antonio se acercaba despacio y a la par que le quitaba la ropa, o metía la mano por debajo de su blusa o de su falda, le cantaba con voz suave esa canción al oído.

María se estremeció al escucharlo cantar. Era una canción cargada de significado para ambos. La excitaba y la enternecía por igual. Anheló las manos de Antonio sobre su piel. Cerró los ojos y suspiró.

Cuando terminó de cantar, él se acercó, le acarició el rostro y la besó.

-Venga, te toca a ti. Dijo él.

María cantó la que para ella era la canción más sensual del mundo, por sus entonaciones, por sus pausas, por su teatralidad:

Siempre que te pregunto

Que cuándo, cómo y dónde

Tú siempre me respondes:

Quizás... quizás... quizás...

Al cantar, María matizó su voz y se movió seductora.

Ahora era ...

... Antonio el que suspiraba.

-Cántame esa canción en italiano que cantas a veces. Pidió Antonio.

-¿Cuál? ¿La de Il Divo? Respondió ella.

Continuerò a credere che

Siamo un'anima, io e te

E ti amerò comunque, lo so

Anche se non sei con me

Io ti amerò…

Después de cantar, era hora del baile.

María buscó en su ordenador y le dio clic a reproducir a una canción de Juan Luis Guerra.

Y que importa si al final lo ocupas todo

Y me entrego a tu simiente

Y te entregas como siempre

De tu boca, dame más que se me agota

Tu recuerdo el último intento

De vivir en un solo cuerpo

De tu boca donde migra mi ternura

Donde apago el sol de mi hoguera

Y en la sombra, un beso me quema…

-A ver amor, ¿Qué ritmo es este? Preguntó ella. No me digas que bachata porque te descabezo.

-Umm… Él se quedó pensativo.

¿Salsa?

-No amor, merengue. Respondió ella.

Ven

María estiró la mano hacia a Antonio e hizo que se levantara. Lo tomó de las caderas y lo atrajo hacia ella moviéndose al ritmo de la música.

Antonio trataba de seguirle el paso sin conseguirlo.

-Amor, mueve las caderas. Dijo María mientras ponía una mano a cada lado de las caderas de Antonio y las movía.

-Lo intento. Dijo él.

-Me consta que sabes mover esas caderas. Se acercó a su oído.

Hazlo como cuando me follas. Tomó el lóbulo de su oreja con sus labios, sonrió pícara y acercó más su cuerpo al de él.

-Si sigues así, perderás. Dijo él.

-¿Por qué? No estoy rompiendo ...