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Pausa matrimonial = despertar sexual
Fecha: 19/09/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Diosa Nix, Fuente: TodoRelatos
... ganas y meo a mi vez. Escucho a Roberto sacudirse la polla echando las últimas gotas. Huelo a pis y a lefa, me parece maravilloso. Nunca me había atrevido a pedirlo; he roto una barrera y me hace sentir bien. —Dios, nunca lo había hecho… Me encanta. No te muevas, voy a lavarte. Con el rostro limpio, me levanto y lo beso. Nos abrazamos. —¿Sabes que algunos animales machos orinan sobre sus hembras para marcarlas? Llevo tu olor y tu semen. Nadie más puede follarme. —Eres una mujer increíble. Vuelvo a ponerme el vestido playero de modo improvisado, sin nada debajo, mientras preparo el desayuno. Roberto aún está en el baño cuando llaman a la puerta, así que abro yo. —¡Gaspar! —Cruzo los brazos sobre el pecho al darme cuenta de que se me transparentan los pezones, el coño y hasta los vasos sanguíneos. —Venía a… —Guiña un ojo—. Dile a Toti que mañana libra. Hay que revisar los baños y los extintores del gimnasio. Seguid pasándolo bien. —Sonríe y se marcha antes de que pueda contestar nada. Aprovechando el lunes libre, fuimos a comer a Tarifa y a ver las ruinas romanas de Baelo Claudia. Hablamos muchísimo. A partir de ese día, regresé a las sesiones de yoga. Una vez por semana, duermo yo en su apartamento y él pasa los findes en mi casa. Follamos en el sofá, contra la encimera de la cocina, me regala deliciosas meadas en la ducha. Me acostumbro a hacerle mamadas mañaneras y trago con gusto su leche, algo que me producía arcadas con mi marido, fumador de ...
... media cajetilla diaria. Noah y Gaspar me invitaron a descorchar su vino y a asaltar su nevera para someterme a un divertido interrogatorio sexual. Roberto y yo hacemos planes regularmente: un paseo, un cine al aire libre, una cervecita en alguna terraza umbrosa. Por primera vez en mi vida, comparto intereses con otra persona, me siento comprendida. Un viernes, Roberto se empeñó en que fuera a las clases de aquagym. Cuando escuché«Casilda, venga ese brazo más recto y más arriba», dirigí mis ojos hacia una mujer de pelo canoso natural, pómulos marcados y expresivos ojos de un marrón más oscuro que los míos. Tendría pocos años más que yo; a pesar de las arrugas, no se la veía ajada. Me hice la remolona para verla salir antes: más bien bajita, regordeta, sin celulitis y con un cuerpo bronceado, bien conservado. Le dio un beso al monitor y se fue. Él me guiñó un ojo y esperó a que nos quedásemos solos para lanzarse a la piscina a por mí. Me rodeó con sus brazos. —Ya conoces a mi madre. Este finde lo pasaré con ella, espero que no te moleste. —¡Claro que no, bobo! —Lo beso—. Casilda Atienza me cae bien porque ha sabido convertir un mal destino en una vida decente para ella y para ti. No todas pueden decir lo mismo. Discurrió agosto con tanta rapidez que mi vida ya era otra. No echaba de menos la antigua. A falta de una semana para el final de mes, recibí una llamada de una de mis amistades de Madrid. —¡Ya me enterado de lo vuestro! Menudo panorama. —Puri, no somos el ...