-
La aventura de mi amiga Fe (3)
Fecha: 21/09/2025, Categorías: Infidelidad Autor: MaduroCastellano, Fuente: TodoRelatos
... el momento no. Ahora en frío me molesta un poco. Noto un poco de calor y escozor en el culete. Pero nada grave. Pero mentalmente es demasiado impactante para mí. Me he sentido un poco como una putilla. -¿Te ha gustado sentirte así? -Como ha sido solo una vez y contigo, sí. Pero con mi marido prefiero no sentirme así. Contigo no se va a repetir más. Así que voy a echarle el cierre a mi culo como punto de entrada de miembros viriles, ja, ja, ja. Nos reímos, nos abrazamos, nos acariciamos, nos besamos…Reconozco que fue maravilloso estar con ella. En esta ocasión, tampoco quiso quedarse a dormir. Esta vez se nos fue la hora. Estuvimos horas amándonos y era ya de madrugada cuando salió de mi casa y volvió a la suya. No quiso que la acompañara, por si algún vecino insomne la veía llegar a casa con un hombre distinto de su marido. Pasada esa noche, el sueño se esfumó. Al día siguiente coincidimos en la oficina, como siempre. Estábamos prácticamente solos, pues agosto aún no había terminado. Por eso, esta vez sí nos permitimos algún comentario a posteriori de la jugada, pero sin recrearnos demasiado, para no tentar a la suerte. Mientras paseábamos alrededor de la oficina, durante nuestro tiempo de descanso, tuvimos esta conversación: -Bueno, paponcilla, ¿esta vez has venido a trabajar oliendo a sexo, como la otra vez? -Yo sí me huelo. Y a ti también. Me huele a chichi, a pene, a semen y a lubricante. Por más que me ducho no se me va. Soy muy perceptiva para las ...
... fragancias … -Menudo potaje, ja, ja, ja. -Menos mal que hay poca gente. Por favor, no andes tan rápido -¿Y eso? -Me sigue escociendo un poco el culete. Aunque parezca que no, forzamos un poco. De hecho, también me molesta un poco la vagina. Es que la tienes muy grande, ya te lo he dicho. -Yo también estoy un poco hecho polvo. La edad no perdona. Me duele un poco un testículo. Creo que es de estar tanto tiempo excitado. -Sí, y de fabricar tanto semen, ja, ja, ja. -Qué papona eres, como dices tú. Vaya dos. Cojeando un poco, volvimos a la oficina y continuamos con nuestros aburridos y prosaicos queheceres, sin volver a hablar nunca más de nuestra tórrida relación extramatrimonial (en su caso) de ese verano. Bueno, con una excepción. Unos días después, en otro de nuestros paseos, me dijo: -Roberto, me debes algo. -No, te pagué ya el desayuno que te debía. -No me refiero a eso. -¿Entonces? -La última vez que estuve en tu casa me dejé algo. -¿Cuándo has estado tú en mi casa? -Qué papón, anda déjalo. Se refería a que cuando estuvo en mi casa, al vestirse, se puso las bragas de repuesto que llevaba en el bolso, mientras que las que llevaba puestas cuando vino, usadas y llenas de flujo, habían quedado tiradas en el salón. Eran unas preciosas bragas negras que me encontré al día siguiente debajo de un cojín y que al descubrirlas aspiré hasta llegar a sentir su más íntima fragancia en el interior de mis pulmones. Cuantas pajas me habré hecho ...