1. Mamá, ¿por qué estás desnuda? (6)


    Fecha: 24/09/2025, Categorías: Incesto Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos

    Bueno, que te la chupe tu mamá… no es tan raro, ¿cierto?
    
    Esa noche simplemente dejé su habitación, fingiendo que simplemente nos habíamos dado las buenas noches, y después de eso me quedé dormido de manera inusualmente sencilla.
    
    A la mañana siguiente, mientras tomaba mi café y un pan de dulce, mamá apareció con su ahora habitual outfit:
    
    blusa blanca, de esas que se amoldan a cualquier forma y que, por alguna razón, siempre están un poquito húmedas, o un poquito traslúcidas, o un poquito abiertas de más. Debajo, sólo bragas. Ni siquiera esas bragas de “abuelita”, sino unas de encaje blanco, decoradas con florecitas azules. Se sentó frente a mí, cruzando las piernas como si fuera lo más normal del mundo, y apenas notó que la miraba, me sonrió con un gesto ambiguo, mitad maternal, mitad…
    
    —¿Y esa facha? —pregunté, en parte bromeando, en parte esperando que me lo explicara.
    
    —Hace calor —dijo, encogiéndose de hombros—. Además, me siento cómoda así.
    
    Me quedé observando cómo los pezones se marcaban descaradamente tras la tela. Se notaba también que no llevaba sujetador. A veces, cuando caminaba por el departamento, podía ver el contorno exacto de sus pechos rebotando bajo la blusa, y en vez de incomodarme, me producía una especie de vértigo amable. Un vértigo de costumbre, incluso.
    
    Pero si algo sabía, era que fingir normalidad era la clave. Así que seguí untando mermelada en mi pan, como si nada.
    
    —¿Hoy vas a la oficina? —pregunté, sin levantar la ...
    ... vista.
    
    —No. Tengo trabajo remoto. —dijo, mientras levantaba ambas manos y hacía un gesto de “milagro moderno”—. ¡Bendita era digital!
    
    —Vaya, qué suertuda —le respondí, y di un mordisco al pan.
    
    Después de desayunar, recogí mis cosas y me preparé para salir a la universidad. Mamá se quedó en la mesa, leyendo emails y hojeando su celular.
    
    El día en la universidad fue, como siempre, una sucesión de clases, cafés, y conversaciones intrascendentes con gente que, en el fondo, apenas me importaba.
    
    Escogí la carrera casi casi al azar. No me importaba mucho y quizá incluso había la posibilidad de que la abandonara o la cambiara.
    
    En fin.
    
    Volví al departamento a eso de las 3. Mamá no estaba en la sala, pero oí el sonido de su laptop y el tecleo frenético desde su cuarto. Me preparé un sándwich y me lo comí viendo videos en el sillón. Cuando terminé, mamá salió.
    
    Llevaba la misma blusa, pero había cambiado las bragas por unas rosas, aún más ceñidas.
    
    —¿Qué tal tu día? —preguntó, sentándose junto a mí.
    
    —Bien, normal —respondí—. ¿Y tú?
    
    —Mucho trabajo. Y… —hizo una pausa, mirándome de reojo—. Hice match con un chico.
    
    Me sorprendió la manera tan natural en que lo dijo. Como si me estuviera contando que había comprado pan dulce.
    
    —¿Otro? —pregunté, con una sonrisa, sabiendo que le hacía gracia que la molestara.
    
    —Sí, pero este es diferente. —Mamá sonaba genuinamente intrigada—. Es joven. Tiene 25 años.
    
    Me atraganté un poco con mi sándwich.
    
    —¿25? —repetí como ...
«1234...11»