1. Mi sobrino me ayuda y acaba metido en mi cama


    Fecha: 25/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... par, se abría a su paso, como la proa de un barco rompe hielos, viendo desaparecer y reaparecer quince centímetros de polla.
    
    Se entregó a mi poder y le zarandeé arriba y abajo, sin necesidad de su colaboración, estaba desatada y no paré hasta que comencé a oír sus gemidos y a continuación, su líquido inundándome, provocándome un nuevo orgasmo.
    
    Me alegré de haber sido previsora porque intuí que la crema que compré en la farmacia para él le iba a hacer falta. Por mi parte no estaba dispuesta a renunciar a ningún disparo de los que su arma pudiera realizar de manera natural o ayudada artificialmente. Y el fin de semana acababa de comenzar.
    
    Como pude me levanté y fui a lavarme. Me duché durante un largo rato. Me di más crema hidratante, sentía un leve roce de su polla. Sudorosa y rendida, le propuse levantarnos para comer algo.
    
    Medio desnudos, con una camiseta ancha yo, y él con su camisa abierta, sin braguitas ni bóxer, salimos a la cocina.
    
    El sexo abre el apetito y más si quieres volver a tenerlo. Álvaro vendió sus ganas de seguir follándome por un plato de lentejas, en este caso una riquísima ensalada César y unos huevos rellenos, igual que Esaú vendió su primogenitura a Jacob.
    
    Cuando vio sobre la mesa mi crema lubricante, sonrió.
    
    —¿Qué pasa? Mi coñito estaba aparcado y envejecido para ser traspasado por una polla tan joven.
    
    Tomó la crema, leyó las indicaciones y sin cambiar el tono de voz, lo lanzó.
    
    —Podemos darle descanso. La cremita también ...
    ... sirve para facilitar la penetración anal.
    
    Sonreí, comprobando que era cierto que el sexo anal era la fantasía de todos los hombres. Tardé años en permitirle a José Luis estrenarlo, pero no llegué a disfrutarlo y solo lo hicimos un par de veces más. Quizás la firmeza de una polla joven aportara algo nuevo.
    
    —El fin de semana puede dar para mucho —confirmé aceptando el reto.
    
    Tras la comida-cena volvimos a la cama. Conecté la Tv por inercia.
    
    —¿Te apetece ver una película?
    
    —Me apetece empezar a verla y no terminarla…. —respondió.
    
    —Pondremos una de Netflix para poder retomarla donde la dejemos.
    
    Trastee el mando, mientras él me trasteaba a mí. Seleccioné una película francesa, a las que me había aficionado, pero no me fue fácil con un dedito merodeando por mi entre pierna como el tiburón de Spielberg merodeando por la playa.
    
    Me acurruqué a su lado, acercándole mi coñito e invitándole a que me masturbara con la habilidad que había demostrado. Acababan de terminar de pasar los créditos de actores y director de la película cuando intuí que llegaba una nueva corrida.
    
    —Uff, a este ritmo, me correré cinco veces antes de que termine la peli.
    
    —No hay límite. Este fin de semana vamos a participar en un maratón de sexo.
    
    ¡Un maratón! Traducido a un orgasmo por km, serían 42 orgasmos. Con los que llevaba ya, y solo eran las 8 de la noche del viernes, quizás podría completar el maratón.
    
    La sensación de ver la película con mi excitación arriba y sus manitos ...