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La familia del marido de mi hermana (21)
Fecha: 27/09/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... obsesionaba. Cuando Isa dejó de hablar, se colocó de rodillas entre mis piernas y agarrándome los huevos con una mano, engulló media polla del primer tirón. Mi culo se tensó como las cuerdas de una guitarra y se la sacó de la boca para mirarme como ojos traviesos. - Esto siempre te ha gustado, hermanito. – me dijo con voz pícara. - Ya lo creo, hermanita. No sabes la de veces que he recordado las mamadas que me hacías en el rellano de las escaleras. Eran fantásticas. - Pues espero que no me des más largas y que vengas a verme más a menudo. Si mirada felina decía más que sus palabras. - No estarás pensando en que follemos estando tú marido en casa. - Ya no tienes vuelta atrás después de lo que ha hecho. Teme más que se entere su familia que verme follar con medio barrio, jajaja. - Pero somos hermanos. Eso no lo aguantará el alfeñique. Le puede dar un infarto. - Aguantara todo lo que yo haga o le pida. Le tengo totalmente dominado. El martes volvió Elvira y se la volvió a follar sin importarle que yo estuviese mirando, y lo volvió a hacer después mientras me comía el coño. Al final, cuando estaba exhausto y feliz, le dije que teníamos que probar con un trío diferente, otro tío y el conmigo. - ¡No jodas! ¿Y que te dijo? - Tuvo que tragar saliva varias veces, pero acabo aceptando de forma sumisa. “Lo que tú quieras, cariño”. Fueron sus palabras, jajaja. Volvió a engullir la polla y comenzó a mamar como ella sabía hacerlo. Siempre había pensado ...
... que Luis se había casado con ella por esas tremendas mamadas que sabía hacer. Alargué las manos y las coloqué sobre su pelo alborotado acompañando los movimientos de su cabeza, y mirando cómo sus jugosos labios subían y bajaban resbalando por el venoso tronco. Noté el paso del glande por su estrecha garganta sin que le diese ni una arcada. Su dominio comiéndose pollas era absoluto. No sé cuántas se habría comido antes de pillar al alfeñique de Luis. Subía y volvía a bajar tragándose con maestría todo el mendrugo de carne, una carne dura y venosa que disfrutaba con cada tragada. Ya me lo había dicho muchas veces, pero no era necesario, el placer que le daba comerse una polla se le dibujaba en la cara. Una vez llegué a pensar que la habían configurado genéticamente para ser perfecta en el sexo. Jamás la oí decir basta, por lo menos conmigo, aunque por lo que me contaba, y se que no mentía, debía de dejar a los tíos secos. Aunque nunca lo había hecho con dos, que yo supiese, por lo que me sorprendió su proposición para hacer un trio con su marido, al igual que me sorprendió que estuviese enrollada con una tía. Mis pensamientos corrían a gran velocidad recordando cosas sobre mi hermana, y la excitación que me producían su tremenda mamada iba igual de rápido. - Ahggg… Ahggg… ¡Me voy a correr! Le gustaba que la avisara para estar preparada. Era como un ritual para ella. Se tragaba parte del seme y el resto se lo rociaba por la cara y las tetas. Según ella, eso les ...