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La familia del marido de mi hermana (21)
Fecha: 27/09/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... pecho del suyo. Quería ver si cara promiscua y sus hermosas tetas subiendo y bajando al ritmo acelerado de su respiración. Me había agarrado del culo y tiraba de el clavándome uñas y dedos en mis endurecidos glúteos. Le di varios meneos secos, con fuerza y volvió a rugir por su boca lasciva y lujuriosa. - Aaaaaah… Siiii… ¡Así! ¡Así! Aaaaaah… ¡Este si es el cabrón de mi hermanito! – gritó con los ojos totalmente abiertos saltando dentro de las órbitas. Al momento sus caderas se sacudieron con fuertes estertores y un tremendo orgasmo recorrió su cuerpo. Sus uñas profundizaron más en mis glúteos tensos y tirantes, y en vez de parar, embestí con más fuerza. Mi dura y tensa polla entraba y salía de su coño a gran velocidad y estiró las piernas a la vez que las levantaba intentando controlar Los fuertes temblores que las sacudían. Cómo si fuese una bailarina de ballet, las abrió hacia los lados manteniéndolas elevadas a una cuarta del colchón. Aquella postura abría su coño como la boca de un hipopótamo y mis huevos chasqueaban contra sus tensas nalgas cómo si aporrearan un tambor. - ¡Qué puta más deliciosa que eres, hermanita! – exclamé jadeante al notar que le llegaba otro orgasmo. La embestía con más rabia, pues sus gritos desgarrados de incontenido placer provocaban mi mente depravada, algo que conseguía siempre que follábamos. - Ahhhhg… ¡Puto cabrón! Ahhhhg… ¡Me vuelves locaaaaaa…! Encadenó un tercer orgasmo haciendo que sus piernas, estiradas y abiertas, ...
... en una postura imposible, temblasen de forma brutal. Puse una mano sobre su cuello y la otra sobre sus tetas, apretando de forma controlada. Eso ya lo había probado, y sabía que la llevaba al límite haciendo que su orgasmo durase más. Paré cuando el color de su cara había enrojecido hasta parecer un tomate maduro. La desmonte mientras su cuerpo seguía retorciéndose con unos estertores brutales. La conocía bien, y sabía que ese clímax en el que se había sumido le duraría caso dos minutos. No había conocido a ninguna tía que disfrutase tanto, y tan largo tiempo, de un orgasmo. Para mí era un delicioso placer verla en ese estado disfrutando tanto tiempo. Me había quedado a su lado, boca arriba y jadeante, pues follar con mi hermana era como subir a una alta montaña; me perturbaba tanto, que me dejaba exhausto, y todavía sin correrme. - Uffff… Diossssss… ¡Eres el mejor, hermanito! – dijo entre suspiros y jadeos cuando puso hablar. Giró su cuerpo hacia el mío y comenzó a besarme por todo el pecho. - Nadie me folla como tú, cabrón. Y no quiero que esto acabe. – continuó besándome por pecho y vientre. Mi mente se turbo al por sus palabras, y comencé a pensar que había cometido un error al follármela de nuevo. Me había mantenido apartado desde que se casó por temor a que se enviciara de nuevo, y después de ese polvo (todavía sin acabar) ya me estaba avisando de que no iba a ser algo aislado. - No me has acabado de contar lo que pasó con Luis y Elvira. – le dije ...