Primera vez con mi hermano - Relatos Eróticos

Primera vez con mi hermano

... moviendo. Dudó en cómo metérsela en la boca; primero la lamió, después besó el capullo, y luego su instinto hizo el resto.

Antonio gemía acariciándole el pelo. María saboreaba lo que podía meterse en la boca hasta que le entraban arcadas.

Empezó a notar un saborcillo entre amargo y salado. Antonio gimió y soltó el aire resoplando, y de repente ese sabor se hizo muy intenso, y sintió como una cucharada de flan en la boca con esa textura densa y suave.

Su hermano le pidió que parara, y notó cómo la polla se volvía blandita en su boca.

¿Te ha gustado Antonio?

Sí, mucho

¿Quieres probar lo mío?

Vale…

María se tumbó de nuevo en la cama y se espatarró lo que pudo.

Antonio colocó la cara entre sus muslos y primero se quedó contemplando la pelambrera, grabando en su mente cómo son los genitales femeninos que tanto había visto en revistas pero nunca tan de cerca. Miró a su hermana, que con los ojos le decía “Tócalo, cómelo, hazle lo que quieras”

Primero lo acarició, después lo abrió con las dos manos. La tocó como hacía unos momentos ella misma le había enseñado.

María estaba en la gloría; le sobaba el clítoris, le metía dedos. Ella se pellizcaba los pezones. Pero deseaba correrse, y deseaba que su hermano le devolviera el favor oral. Estiró la mano hasta su pelo y con suavidad tiró de él, hasta que la nariz se estrelló en su monte de venus.

La lengua, tímida, salió. Lamía todo el exterior de su coño, y se colaba en su raja. Antonio, muy ...

... inexperto, sólo le metía la lengua en la raja; ella le dijo “arriba…más arriba” hasta que la lengua se centró en el clítoris.

Se corrió como nunca antes. A partir de aquel momento, las comidas de coño serían su tema sexual favorito.

Igual que Antonio antes, tras el orgasmo le instó a que parara.

Él sonreía incorporado. Le preguntó si lo había hecho bien y ella dijo que sí, mirando entre sus piernas la polla de su hermano, de nuevo dura.

Abrázame

Antonio se tendió encima del cuerpo desnudo de su hermana y la abrazó. Ella tiró de la camiseta de su pijama, haciendo que se incorporase un segundo para quitársela y así sus cuerpos desnudos quedaron pegados.

Notaba la polla en el muslo, dura y caliente. Moviéndose consiguió que la frotase encima de su monte de venus.

Siguió moviendo las caderas, intentando ganar ángulo, hasta que el tronco rozó su raja.

Los dos jóvenes estaban descubriendo que, ante todo, el sexo es instinto puro; Antonio empezó a moverse adelante y atrás, besándola y moridéndole el cuello, incorporándose para comerle las tetas.

María lo agarró del trasero. Metió una mano entre sus cuerpos hasta cogerle la polla. Lo hizo incorporarse un segundo con un “espera”, y forcejeando entre ambos, colocó la punta en su raja. Agarró a su hermano del cuello y tiró para que se volviera a tumbar.

Antonio siguió moviéndose adelante y atrás, disfrutando de cada milímetro que entraba en su hermana. Al verla moverse hacia abajo, apretándole del culo atrayéndolo ...